Ciencia y Sociedad

Tecnologías, Internet y las formas digitales de vulnerar a los menores

Los dispositivos digitales y conectividad hacen sentir el mundo a un clic, pero también a peligros, que tienen a niños y adolescentes como objetivo vulnerable, por su gran exposición a pantallas y poco conocimiento sobre riesgos.

Por: Natalia Quiero 25 de Octubre 2020
Fotografía: Natalia Quiero

Con su masificación, las nuevas tecnologías e Internet revolucionaron la forma en que nos relacionamos y desenvolvemos, y han democratizado el acceso a la información y el conocimiento como nunca. En la Era Digital, con las pantallas como ojos, ha cambiado cómo miramos e interactuamos con el mundo y éste parece estar a un clic de distancia y hasta se puede llevar en el bolsillo con el fiel smartphone; es posible comunicarse instantáneamente con quien se desee, comprar lo que se quiera, tomar un curso en una universidad europea o trabajar en una oficina de otro país a distancia, enterarnos en tiempo real de lo que sucede en cualquier punto del planeta y fuera de éste, con transmisiones vía streaming desde el espacio exterior.

Todo ha hecho a los dispositivos digitales con acceso a Internet objetos comunes e imprescindibles. Pero, sin dudas, aún más con la crisis sanitaria actual, pues han permitido seguir funcionando, ir a clases, a trabajar y ver a seres queridos que no se pueden visitar por el llamado a quedarse en casa y mantener distancia física para prevenir contagios de la Covid-19. “Sería impensable la reacción a la pandemia sin la tecnología con la que contamos en este siglo XXI”, sostiene el psicólogo Ricardo Suazo.

Es que las tecnologías tienen ventajas sin igual, como la inmediatez y eliminación de barreras de tiempo o espacio. Pero, aparejadas a éstas, a un clic también hay peligros, como la exposición a contenidos perturbadores o delitos informáticos que pueden tener como víctimas a personas de cualquier edad, pero la gran preocupación está en los menores de edad, porque son especialmente vulnerables a los riesgos de Internet, sostiene el profesional, quien es director técnico nacional de la Fundación Tierra de Esperanza, cuya casa central está en Concepción y trabaja con niños, niñas y adolescentes (NNA) que viven en situación de vulnerabilidad social.

Nuevas formas de abuso

“Internet es un mundo lleno de información, no toda es apropiada para toda persona ni fidedigna y el acceder a ello puede afectar la salud mental, por ejemplo, en términos de cómo interpretarla”, explica el psicólogo, con mayor razón si no hay criterios y madurez suficiente. Asimismo, el acceso al mundo cibernético se da desde una pantalla y detrás podría estar cualquiera, no siempre quien se cree ni gente de buenas intenciones; al contrario, muchos se aprovechan del anonimato para acceder a las plataformas y ejecutar acciones de hostigamiento y ataques (ciberacoso y violencia) o para contactar a menores y perpetrar formas contemporáneas de violencia sexual.

La última es la esencia del grooming, uno de los temas que mayor alerta causa en quienes trabajan con infancia y adolescencia, sobre lo que Suazo explica que “detrás del grooming, de la pantalla, hay adultos haciéndose pasar por menores de edad para engañar a NNA. Hay un proceso donde se ganan la confianza del menor para obtener fotos, videos o materiales de situaciones sexuales e, incluso, ligados a la pornografía”. Un hecho grave que puede ir en escalada y avanzar al “chantaje sobre los contenidos que compartió el o la menor, diciendo que contarán a los padres o los publicarán si no mandan más. En casos aún más graves, el chantaje se da si no acceden a reunirse, en encuentros donde, muchas veces, casi siempre, se cometen abusos sexuales y violaciones”.

Así, un clic en enviar y otro que un niño haga en aceptar una solicitud que le mandaron para enviarle mensajes en TikTok (la red social de moda) o para jugar en línea Fortnite o Roblox (de los títulos más populares entre las nuevas generaciones), podría ser el solapado inicio de un abuso.

86% de los niños tiene un celular propio y 50% ha jugado en línea con un desconocido, según un “Censo Digital” de VTR.

Educación temprana y guía constante previene los riesgos escondidos tras las pantallas

Aunque mirar contenidos inapropiados, ciberacoso o grooming parecen infrecuentes o inofensivos, si ocurren, el psicólogo Ricardo Suazo advierte es que están lejos de serlo. Son situaciones que pueden dejar huellas tan imborrables como las vulneraciones en el plano físico, pasan cotidianamente y aumentan al haber una exposición más intensa a las tecnologías; más aún si en el caso de niños o adolescentes lo hacen sin una adecuada guía, como ha sucedido en estos tiempos de confinamiento, con padres teletrabajando e hijos navegando sin supervisión por más horas que antes. Lo mismo ocurre con otros delitos informáticos, como los económicos, que aumentan si más personas usan las plataformas para hacer transacciones bancarias, por ejemplo.

De ahí que sean temáticas siempre contingentes y su abordaje se acentúa en octubre, “Mes de la Ciberseguridad”.

Acompañar para resguardar

Hay acciones específicas para resguardar la integridad de NNA, donde los adultos son los responsables, sostiene el psicólogo Ricardo Suazo. Primero, las recomendaciones son que no debe haber exposición a pantallas antes de los dos años de vida y, posteriormente, debe ser muy mesurado, obviamente accediendo a contenidos apropiados para su etapa vital, debido a que las exposiciones, y más aún si son prolongadas, no son inocuas y tienen diversos efectos en la salud visual y también mental.

Algo que no es la realidad, pues “los pocos estudios que existen en Chile dan cuenta que el acceso a tecnologías y redes sociales es muy temprano, incluso, puede ser en el primer año de vida para que se entretengan”, afirma, y NNA pasan frente a pantallas, jugando en línea o mirando redes sociales, muchas más horas al día de las aconsejadas. Desde ahí resalta que es un hecho que las nuevas generaciones están muy familiarizadas con las tecnologías, nacieron con éstas presentes y, por ello, les llaman nativos digitales, pero “no significa que sepan cómo utilizar las tecnologías de la información de manera correcta o que conozcan los riesgos que implica su uso”, advierte la periodista Tabita Moreno, doctora en Comunicación y Medios Digitales, y académica UdeC.

Ahí su hincapié es que los adultos eduquen a los niños sobre los riesgos y conductas de autocuidado para prevenir, manteniendo un constante acompañamiento, supervisión y orientación sobre el uso de tecnología y consumo de información que hacen los menores, cimentando una relación de confianza. Esto permitirá saber qué contenidos ven o qué acciones tienen los menores en Internet, y también reconocer cómo están los hijos y se atrevan a manifestar todas sus inquietudes y experiencias, de manera de identificar oportunamente potenciales peligros y guiar en el camino adecuado.

Es la misma lógica que se sigue para evitar o identificar peligros tempranamente en el plano físico llevada al virtual, añade Suazo. Y para prevenir las conversaciones deben partir mucho antes de la exposición, en este caso a las tecnologías e Internet, y continuar para ir avanzando hacia una mayor autonomía en la medida que niños y niñas crecen y van fortaleciendo sus criterios.

No hablar con extraños ni proporcionar información personal, porque en las redes sociales siempre se está interactuando con un perfil y no una persona, por tanto, puede ser falso y tras la pantalla haber un desconocido con malas intenciones; además de advertir que si se enfrenta a cualquier situación que incomode o cause una sensación de malestar, significa que algo sucede y siempre debe contarlo a los adultos, son actitudes de autocuidado básicas, asevera el psicólogo. En el mismo sentido, es importante poner reglas sobre uso de Internet y tecnologías.

Todo ello permitirá crear las condiciones idóneas para una navegación segura que se traduzca en aprovechar las ventajas de Internet, mitigando al máximo los riesgos, afirma.

Alfabetización digital para todos

Para Tabita Moreno, doctora en Comunicación y Medios Digitales, es importante desmitificar las implicancias del concepto de nativos digitales, pues sostiene que “entrega una idea errónea de preparación similar, que oculta las diferencias que existen en el nivel de alfabetización digital de los niños y adolescentes”.

Así, alfabetizar digitalmente, lo considera clave para hacer el mejor uso posible de las nuevas tecnologías, y debe ser una acción orientada a niños y adultos.

Así, los menores “efectivamente, irán adquiriendo las competencias digitales y los adultos realmente serán un apoyo para los pequeños, en el sentido de orientarlos en cómo navegar estos espacios digitales sin exponerse a los riesgos que presenta y aprovechando su potencial para acompañar su desarrollo”, concluye.

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