Hoy es el “Día Mundial de la Salud Mental” y el foco de la OMS es que las naciones aumenten la inversión en este ítem, ya que es inminente la mayor necesidad de apoyo psicológico y social, tanto en el presente como a mediano y largo plazo.
El conocimiento que han dejado experiencias previas vinculadas a epidemias y emergencias, y así también los estudios que se están haciendo en Chile y el mundo, en el contexto de la actual crisis sanitaria global de la pandemia de la Covid-19, hacen proyectar un sustancial aumento en la necesidad de apoyo psicosocial para la población en el corto, mediano y largo plazo, sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ello, en el “Día Mundial de la Salud Mental”, que se celebra cada 10 de octubre, este 2020 puso como foco el desafío de que las naciones incrementen la inversión en pos de la salud mental.
La enfermedad y la emergencia sanitaria, el confinamiento y el aislamiento, la necesidad de establecer un nuevo estilo de vida bruscamente y por obligación, los cambios que ha implicado en las dinámicas y también las cargas en lo académico, laboral y familiar, la preocupación e incertidumbre sobre el futuro, el temor a contagiarse de Covid-19 son factores que por más de medio año han estado en la cotidianidad de todos, afectando el bienestar integral de una u otra forma e impactando la salud mental con efectos inmediatos, pero también en el mediano y largo plazo, según lo que plantea Marcela Rocha, médico psiquiatra de adultos del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC).
La realidad es altamente estresante para todos y ello puede repercutir en “sintomatología leve a evidentes trastornos”, resalta. “Lo que más se observa son síntomas relacionados con ansiedad y depresión como angustia, insomnio, preocupación constante, inseguridad, baja de ánimo, cansancio, desmotivación, alteraciones de apetito y disminución en la capacidad de atención y concentración”, especifica. Estos se pueden manifestar de forma aguda, como cuadros en un periodo acotado de tiempo, pero la psiquiatra advierte que “cuando estos síntomas se empiezan a agrupar, a estar presentes la mayor parte de los días y a afectar el normal funcionamiento de la persona, hablamos de trastorno”.
Al respecto, cuenta que “hay trabajos que han relacionado a la Covid-19 y confinamiento con trastornos de estado de ánimo, de ansiedad, adaptativos, estrés postraumático y problemas relacionados con el consumo de alcohol y otras sustancias, entre otros”.
La magnitud del impacto en la salud mental, primero, se relaciona con los recursos personales de adaptación “porque, ante un cambio total y brusco en la vida, en primera instancia, las personas deben usar sus propias herramientas para enfrentarlo y lograron hacerlo”, explica al respecto la psicóloga Bárbara Azócar, quien se desempeña como encargada de la Oficina de Apoyo de la Universidad del Desarrollo. Para otros, el proceso es más difícil y así aumenta la probabilidad de manifestar cuadros agudos en lo inmediato, pero así también que se cronifiquen y configuren trastornos.
Y asevera que se ha evidenciado como determinante cómo se ha vivido la pandemia. La extensión de las medidas de confinamiento y aislamiento, y sentimiento de pérdida de libertad o soledad, haber sufrido la enfermedad o el fallecimiento de un ser querido por esta causa, pérdida de trabajo y/o ingresos, sobrecarga laboral, trabajar en el rubro de la salud, ser de grupos de riesgo en Codi-19 o falta de redes de apoyo influyen como factores que aumentan la vulnerabilidad a afecciones emocionales y mentales.
Para disminuir el impacto de las afecciones de salud mental, la atención oportuna es fundamental, resalta la psiquiatra Marcela Rocha, ya que disminuye la probabilidad de que los cuadros se prolonguen y aparezcan otros riesgos, como el suicidio o la morbimortalidad asociada a otras enfermedades en las que influye el estado de salud mental. Y no sólo eso, incluso, es posible acudir de manera preventiva, sin tener síntomas, para fortalecer recursos personales para enfrentar mejor las distintas situaciones.
Hoy la gran oportunidad la dan las teleconsultas, servicios cada vez más extendidos en forma particular, pero conscientes de la realidad que aqueja a la población, destacan las iniciativas que ofrecen atención gratuita, por videoconferencia o llamadas telefónicas, dados los problemas de conectividad que pueden sumar una nueva brecha, según manifiesta Felipe García, doctor en Psicología, académico de la Universidad Santo Tomás y director del Centro de Estudios Sistémicos (Cesist) Chile. Justamente, hace unos meses esta entidad generó un voluntariado en el que participan más de 100 profesionales de todo Chile e, incluso, del extranjero para brindar apoyo gratuito y oportuno a habitantes de la Región del Biobío, y ya ha beneficiado a casi medio millar de personas.
Han evidenciado en la práctica todo lo que se proyectaba o intuía por experiencias similares, con una alta incidencia de angustia, ansiedad, depresión y estrés, sobre lo que advierte que “estamos haciendo en paralelo muchos estudios en salud mental y nos muestran que casi el 70% de las personas encuestadas tiene síntomas de estrés”. Justamente, “en estudios internacionales previo a la pandemia se ha visto que la atención online es efectiva para atender adecuadamente problemas anímicos y de estrés”, asevera el doctor Felipe García. Porque, claramente, hay cuadros y patologías que requerirán otro tipo de intervenciones, pero así también es posible orientar al respecto mediante una consulta a distancia.
De ahí que considere a la iniciativa que lidera y todas las de esta línea como un gran aporte. De hecho, en opinión de la psicóloga Bárbara Azócar esto debería considerarse mucho más que una medida reactiva y empezar a normalizarse para la posteridad, porque el formato tiene varios puntos a favor.
Por un lado, posibilita el acceso a atención cuando distancia, tiempo o la Covid-19 limitan, y añade que “en estudios se ha visto que la terapia online potencia el anonimato e intimidad, facilitando la sinceridad en la sesión y favoreciendo que las personas hablen más ampliamente de lo que les ocurre”. Algo crucial, al igual que “un estudio de 2006 no distingue diferencias significativas en la alianza terapéutica paciente-terapeuta entre terapia presencial y virtual. Es relevante, porque esta alianza influye en un 30% en el éxito de la terapia y si se mantiene podemos hablar de que un porcentaje del tratamiento está bastante asegurado. Si añadimos sinceridad y apertura que tienen los pacientes, también juega a favor de la sesión online para positivos resultados”, destaca.
Desde el real y fundamental aporte que están siendo las atenciones de salud mental a distancia, que se han implementado con importante número de consultas, también en la Dirección de Servicios Estudiantiles de la UdeC, su directora, Verónica Madrid, médico, resalta que junto con evidenciar que los estudiantes y personas de todas las edades están preocupados y afectados en su salud mental por la crisis sanitaria, la contención dentro de las familias es crucial para cuidar el bienestar emocional y mental.
Dialogar y disfrutar actividades en conjunto, y estar atentos a las señales de alerta que otros pueden estar mostrando es de suma relevancia, incluso, para buscar ayuda oportuna. Algo que también se puede hacer realidad al mantener contacto con los seres queridos a través de las nuevas tecnologías y llamados si el confinamiento imposibilita la interacción presencial. Hay muchos lidiando con todo en soledad. Por último, los distintos expertos coinciden en que conductas de autocuidado, delimitando horarios para las distintas actividades, permitiéndose tener tiempo de ocio y de disfrute, y procurar ejercitarse, contribuyen a la propia sanidad mental.
*Voluntarios dan atención gratis a habitantes del Biobío a través de iniciativa de Cesist Chile. Se solicita hora en salud.mental@cesist.cl.