Mejor el mal menor, que enfrentar el desafió de pensar y juzgar por uno mismo. Mejor dejarse arrastrar por los acontecimientos Esto contribuye a una salida para quedar impune. Como todos eligieron el mal menor, nadie fue responsable.
La emoción, la razón y la moral están estrechamente relacionadas, al punto que es imposible separar la una de la otra.
Para los autoritarios de corte populista es mejor negar la enfermedad global, que para ser enfrentada y vencida requiere de colaboración, es decir, de medidas que van contra los nacionalismos exacerbados, ya que, a diferencia de las guerras, la pandemia no enfrenta a las naciones entre sí, sino que las obliga a cooperar entre ellas, apoyándose en la ciencia y en la razón y no en fanatismos ni fábulas políticas.
Los otros, los que pueden ser distintos de los que consideramos “nosotros”, no pueden ser tenidos como una fuente de complicaciones ya que por sus diferencias nos confieren la posibilidad de reconocernos como parte de una sociedad plural heterogénea y no como una pluralidad de pequeñas sociedades homogéneas que están condenadas a compartir el mismo espacio.