La “nueva normalidad” implicará que las empresas establezcan directrices basadas en las lecciones aprendidas, así como planes de contingencia sólidos para crear resistencia y responder a futuras crisis.
La realidad nos dice que todo esfuerzo y voluntad, por respetar y valorar a nuestros pueblos originarios y sus culturas, desde el mundo académico o desde organismos de la misma sociedad civil, no tendrá efectos prácticos si no se logra construir un diálogo que permita un acuerdo amplio para legislar el reconocimiento de sus derechos.
Todos lloran, pero no se preocuparon de que había un pésimo gobierno corporativo.