La Unesco recomendó a las naciones tener en 2025 una política de cultura oceánica para el desarrollo sostenible, también fortalecer la educación marina.
El CR2 traspasó este instrumento al Copas Coastal, operando en la Estación 18 de la UdeC en Dichato para avanzar en ciencia de frontera e impacto.
Bacterias, virus, protistas, arqueas y hongos, con millones de especies y genes, habitan en los mares y permiten su funcionamiento determinante del bienestar global. Producir oxígeno, descomponer materia orgánica, reciclar nutrientes y regular clima son roles principales de estos microorganismos, siendo clave para la productividad marina y hasta paliar la crisis climática.
Al menos 60 especies hay en Chile y 19 están en Biobío. Y son clave del equilibrio en ecosistemas y la realidad es que gran parte vive bajo la amenaza de la actividad humana, sin acechar la vida de personas como hace creer la ficción, y factores como pesca dirigida e incidental ha llevado a algunos grupos al borde de la desaparición. Urge conservar estos animales y sus funciones vitales.
La académica Sara Rodríguez, de la Ucsc, desarrolló un trabajo que permitió elaborar un capítulo de la segunda edición de una obra relevante para la investigación marina.
Las condiciones ambientales están cambiando de forma inevitable e irreversible, con impactos a organismos que pueden ser menos o más tolerantes, todos con rol ecológico y muchos económico. Prepararse para afrontar nuevos escenarios es clave y en Biobío, y especialmente el Golfo de Arauco con particulares características hay un laboratorio natural para comprender, predecir y proponer estrategias, desafío científico de investigaciones UdeC y del Instituto Milenio Secos.