Con 25 partidos legalmente constituidos a nivel nacional, analista explica que el debate se centra en la atomización de estos y en la dificultad para concretar acuerdos.
Uno de los principales pilares de la democracia es la libertad de expresión y la libertad de unión de individuos en diversos grupos de interés social, político y colectivo que les representen.
Sin embargo, y fuera de perjuicio alguno para los valores fundamentales de la estructura democrática, cuando en el mundo político se genera una proliferación de partidos, el sistema político mismo de un Estado-nación comienza a viciarse; por no decir que se genera un desorden, de acuerdo para expertos y expertas.
En palabras de la analista política Lesley Briceño, las voluntades políticas comienzan a “atomizarse” y, por causa-efecto, se dificulta cada vez más el encuentro entre oposición-oficialismo, y viceversa.
Claro está que ambos bandos siempre tendrán miradas distintas respecto a cómo deben generarse el desarrollo y el progreso de una sociedad. Sin embargo, con dicha atomización, particularmente en el Congreso Nacional, la intersección de acuerdos se vuelve compleja.
La idea, el planteamiento de una reforma, no es para nada descabellado en los sistemas democráticos señala la analista política Lesley Briceño. A esto, complementa que es algo que siempre se está revisando y actualizando.
Como antecedentes de la discusión, fue en el Proceso Constitucional del 2023 cuando se propuso -después de un largo período- reformar el sistema político mediante el umbral del 5%.
Posterior a aquello, y tras el plebiscito en donde se rechazó la segunda propuesta constitucional, el ministro de la Segpres Álvaro Elizalde, en una entrevista con El País, señaló que había mucho ruido político y que si bien el Gobierno está enfocado en impulsar reformas sociales, una al sistema político de forma paralela estaría “bien”, pero el foco está en otros procesos.
Hace unos días Pablo Longueira dijo a Biobío Chile que cuestiona este escenario de múltiples partidos. En perspectiva, no son pocos los actores políticos del país que han manifestado los conceptos de atomización política, ruido político y dificultad para llegar a consensos; sobre esto último, ejemplos claros son materias como la Reforma Previsional o el “Pacto Fiscal” (reforma tributaria).
“Lo que ocurre un poco tiene que ver con la discusión asociada al sistema político en su conjunto, que tiene que ver finalmente con lo que es el umbral electoral -que es la cantidad de porcentaje de votos que tienen los partidos políticos para mantenerse como partidos-, también cuántos diputados o senadores tenemos y podemos elegir”, explicó Lesley Briceño.
Retomando lo que señaló en su momento el ministro Elizalde, Briceño detalló que “que tiene que ver con los umbrales electorales también. Una de las cosas que vemos actualmente es que hay entre 22 y 25 partidos políticos constituidos en nuestro país ¿Qué genera eso? Que se atomizan demasiado en las elecciones”.
Haciendo una comparativa con el proceso de la transición a la democracia, la analista política explicó que en aquellos años habían dos bandos claros, fuertes y competitivos: la Concertación y lo que actualmente es hoy Chile Vamos, la UDI y RN. Eso generaba “como señaló (Edgardo) Boeninger en su momento, la democracia de los consensos, de llegar a acuerdos, porque era más fácil llegar a acuerdos”.
La disyuntiva de hoy, dijo Briceño, es que “nos encontramos con que los partidos políticos están muy reducidos en su capital electoral”. Tomando como ejemplo a las tiendas políticas del oficialismo, los partidos de Gobierno que mejor desempeño electoral tienen son el PC y el PS, muy por el contrario de los partidos, por excelencia, de Gobierno: “si miramos justamente el partido del Presidente (Gabriel Boric), por ejemplo -que está muy atomizado-, Convergencia Social es muy chiquitito, e incluso está la conversación de si les conviene fusionarse con Revolución Democrática (RD)”. Aunque “si miramos también la centro-derecha, también nos encontramos con varios partidos. (…) Y eso, lógicamente, genera una representación electoral dentro del Congreso que es bastante pequeña”, dijo Briceño.
Para el senador Gastón Saavedra (PS), las cosas han cambiado. “Evidentemente hay que robustecer la democracia, hay que fortalecerla, hay que hacer las correcciones que esta demanda, que incorpora elementos digitales, nuevas culturas de las relaciones sociales, el impacto que esta tiene, por tanto, en las relaciones humanas, en la convivencia de los grupos que componen la sociedad y en ello, por tanto, en los partidos políticos deben haber cambios y adecuaciones a el sistema político en el país”.
“La excesiva fragmentación, no es la que va a permitir robustecer la democracia. Por tanto, debemos tender a establecer mecanismos tales que los partidos tengan respaldo de los electores, y eso significa establecer mecanismo de control electoral para que estos partidos que participan del sistema político, no tengan menos de un 5% de adhesión popular. De ahí hacia arriba, creo que es una buena medida”, dijo el senador Saavedra.
Por su parte, el diputado Eric Aedo (DC) manifestó que “lo importante es que existan partidos y coaliciones políticas sólidas y para eso se requiere reducir la fragmentación que existe hoy en el Congreso”.
Sobre una posible reforma al sistema político y, por ende, sus consecuencias, el diputado Aedo sinceró que “puede que algunos grupos minoritarios queden sin representación, pero creo que es necesario para que los Gobiernos de turno puedan negociar con bloques que representen efectivamente a las mayorías”. En concreto, el diputado demócrata cristiano está de acuerdo con una reforma: “se requiere para darle mayor y mejor gobernabilidad al país”.
En la misma línea, el senador Enrique Van Rysselberghe (UDI) indicó que “efectivamente existe un consenso sobre la necesidad de reformar el sistema político del país y nuestra bancada siempre se ha mostrado disponible a discutir y avanzar en este tema”.
Respecto a los posibles efectos de un cambio en el sistema político, el senador Van Rysselberghe explicó que “al reducir el número de partidos en el Congreso se podrían generar coaliciones más amplias, mejorando la capacidad de generar acuerdos y consenso para destrabar las grandes reformas que el país necesita”.