Política

Vuelve la campaña: ¿Se justifican las grandes inversiones?

Tras ser retirados, los implementos se podrán instalar en las calles. Analistas del Biobío explican su alcance y real efectividad de acuerdo a las últimas experiencias.

Por: Daniel Nuñez Durán 28 de Abril 2021
Fotografía: Raphael Sierra

La crisis sanitaria que atraviesa el país hizo cambiar muchas cosas a nivel social. Una de ellas, fue la postergación de las elecciones que definirán a los nuevos alcaldes y concejales, además de los constituyentes y gobernadores regionales.

El cambio fue abrupto, porque al aplazar el referéndum para el 15 y 16 de mayo las campañas políticas debieron congelarse hasta mañana jueves 29 abril, jornada en la que los equipos de los respectivos candidatos podrán, nuevamente, instalar pancartas, palomas y banderas, entre otros recursos.

Pero, considerando la experiencia de los últimos comicios y sumado el contexto de pandemia, ¿es justificada la alta inversión económica que realizan los partidos políticos? Académicos y analistas de la Región entregan su opinión al respecto.

“Debido a la cuarentena, las pancartas y banderas son menos útiles, pero cumplen con su función: visibilizar las candidaturas. No todo el mundo utiliza las redes sociales para informarse. El problema de ellas es que su mensaje es limitado. En tiempos normales, la bandera y la pancarta representa apoyo y confirmación de un mensaje que se ha transmitido en el puerta a puerta. Si no hay trabajo en terreno, no se justifica la inversión”, comentó Jeanne Simon, académica de la Universidad de Concepción (UdeC).

La profesora agregó que la efectividad depende del electorado, que tiene como característica el ser heterogéneo. “Depende a quien se quiera llegar porque existe una segmentación etaria y por condición”, explicó.

La académica de la Universidad del Biobío (UBB), Paulina Pinchart, explicó que el electorado se caracteriza por ser segmentado. “Existe el voto duro de un elector que sufragará sí o sí por su candidato, independiente de si es bueno o malo. Este votante es inmune a cualquier propaganda y no representa más del 20% del electorado. Luego viene la gente que vota sin actitud positiva ni negativa. Ese tipo de personas se segmenta por edad. Los mayores de 60 son inmunes a las palomas y letreros, porque piensa que el que tiene más material, lo hace porque cuenta con respaldo económico y de votos (es el mensaje que manda la publicidad gráfica)”, indicó.

Añadió que, en contexto de pandemia, la gente del segmento consume menos porque circula menos por las calles. Por ende, el impacto de la publicidad disminuye.

“Las personas entre 40 y 60 años, ya tienen redes sociales, las ocupa en informarse y puede conocer más a los candidatos, sin que exista un compromiso de votar por ellos. En tanto, los que tienen menos de 40 años, son personas con mayor actividad en las redes sociales, que saben buscar información y que no se quedará solo con el mensaje que entrega el candidato. Acude a fuentes neutras y políticas. Esa gente es la que no se deja influenciar por las palomas y pancartas. En conclusión, el uso de estos elementos solo sirve para personas sobre 50 y 60 años que circula en las calles, por lo tanto, creo que hoy es un gasto injustificado”, sentenció.

El académico Felipe Vergara señaló que “esta forma de hacer campaña ya no tiene gran relevancia, porque las redes sociales son más efectivas, más baratas y tienen gran alcance. Hay que tenerlas, pero creo que hoy están invisibilizadas, generan malestar visual en la población y molesta por el ‘gasto de plata innecesario’ en elementos contaminantes”.

Con estos antecedentes, a contar del jueves y hasta el 13 de mayo se sabrá si los partidos volverán a invertir en nueva implementación para ubicar en las principales arterias de las diferentes comunas del Biobío.

Redes sociales: un factor más que relevante

Un factor que se ha tornado clave, es el uso de redes sociales en medio de las campañas. Es muy común ver a candidatos en los espacios publicitarios.

Respecto a la importancia que tienen en las campañas, el académico de la UCSC, Javier Martínez, comentó que “en el uso, hay todo tipo de experiencias. Desde usarlas como caja de resonancia (común en Chile), hasta para organizar una campaña con públicos claramente diferenciados (caso Trump). El éxito dependerá de qué tan planificada esté”.

Agregó que “por ejemplo, se ha convertido en costumbre el difundir mensajes en redes sociales, ya sea alabando a un candidato o denostando al rival, y basándose en el nivel de viralización de la publicación, hacer una proyección. Finalmente, la proyección del alcance viral es mucho mayor que el voto obtenido”.

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