Política

Las definiciones políticas que asoman en ciencia, tecnología e innovación

Por: Javier Cisterna 10 de Febrero 2018
Fotografía: Agencia UNO

El tiempo apremia para la concreción del anhelado ministerio, mientras que desde el mundo científico esperan que los discursos de campaña se hagan realidad en el Congreso y La Moneda.

En su última etapa legislativa pero apremiado por el cambio de mando. Ese es el limbo que atraviesa el emblemático proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

La cartera, que según los cálculos del Ejecutivo debiera implementarse dentro de 2018, ya fue despachada en su texto legal en primer y segundo trámite, por lo que restaría su aterrizaje en comisión mixta para finalmente retornar con discusión inmediata.

Los tiempos, sin embargo, a penas cuadran si se toma en cuenta el hito del 11 de marzo, día en que arribe a La Moneda Sebastián Piñera con todo su equipo de gobierno.

Desde el mundo científico temen que una extensión del debate en el Congreso y la instalación de la nueva administración terminen por fulminar el objetivo de crear el ministerio lo antes posible.

Chile Vamos por su parte ha señalado que tiene voluntad de sacar adelante el proyecto, incluso las primeras semanas de marzo, pese a que dentro del bloque siguen escuchándose voces críticas y el programa del Presidente electo -en materia de ciencia y tecnología- no abunda en claridad respecto de políticas públicas.

En el intertanto, académicos, doctores y expertos siguen cuestionándose qué modelo de ciencia se busca levantar en Chile, uno de los países con menor presupuesto destinado al área dentro de la Ocde.

El ministerio no es la solución

La creación de la cartera de Ciencia y Tecnología es un primer paso que por sí solo no ofrecerá soluciones ni cambios radicales. Así lo remarcó Katia Soto, doctora en Ciencias Biológicas y secretaria de la Fundación Más Ciencia, quien destacó a su vez que más bien se trata de un “chasis institucional”.

“Necesitamos un rayado de cancha, una política para el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Cuáles son las áreas que queremos priorizar, cómo vamos a aumentar el impacto, cómo vamos a reorientar la formación de profesionales”, indicó Soto, quien lamentó el retraso de la iniciativa.

“No podemos seguir discutiendo 4 u 8 años más cuál es el mejor modelo. Necesitamos alcanzar ese poder político que da el ministerio”, agregó.

Crítico de los avances conocidos se mostró el doctor en Bioquímica y académico de la Universidad de Chile, Jorge Babul, quien ha sido un constante dentro de la discusión científica y pública los últimos años.

“El ministerio no va a ser una cosa mágica que resuelva los problemas que tenemos con el poco dinero con el que contamos”, sentenció Babul.

“Va a tomar mucho tiempo en que se genere un cambio en la vida de los científicos, en el desarrollo científico y en la creación científica de las universidades. Lo que necesita el ministerio es una ciencia desarrollada para lograr las metas que el consejo del mismo se fije. Tener claro hacia dónde quiere dirigirse el país está primero”, sumó el profesor de la Facultad de Ciencias.

Coincidencia en el papel

Oficialismo y oposición aseguran que apuestan por el ministerio y una nueva visión de la ciencia para Chile. Lo cierto es a partir de marzo ello podrá constatarse.

Juan Luis Castro, diputado PS, recalcó que el proyecto ha sido prioridad y que espera que “el nuevo gobierno así lo acoja, para tener ministerio lo antes posible”.

Por su parte, el senador RN Francisco Chahuán dijo que en Chile Vamos no sólo se mira el ministerio, sino que también “explorar fórmulas para aumentar el porcentaje de inversión en ciencia”.

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