Política

Turquía al rojo: el preocupante rechinar de la bisagra entre Europa y Oriente

Si bien hace un siglo que no es un imperio, sigue siendo gravitante, como una barrera de contención para la inmigración y aliado clave, pero problemático, en la guerra contra el Estado Islámico.

Por: Diario Concepción 19 de Julio 2016
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Si bien hace un siglo que no es un imperio, sigue siendo gravitante, como una barrera de contención para la inmigración y aliado clave, pero problemático, en la guerra contra el Estado Islámico.
 

Javier Cisterna Figueroa
Contacto@diarioconcepcion.cl

 

El pasado viernes 15 de julio una facción de las Fuerzas Armadas turcas se desplazó en las principales ciudades del país, Ankara y Estambul, con la intención de derrocar el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, quien se encontraba de vacaciones.

Pese a ganar terreno en un inicio, la intentona golpista no fructiferó, principalmente, gracias a la respuesta de la ciudadanía, que tras una convocatoria hecha por su mismo mandatario a través de redes sociales se volcó a las calles para repeler a los uniformados.

Edificios gubernamentales, como la Asamblea Nacional y el Complejo Presidencial, fueron bombardeados. Un total de 265 personas fallecieron producto de enfrentamientos entre quienes estaban por la desestabilización y los leales al gobierno, 47 de ellos resultaron identificados como civiles. Asimismo, casi 3 mil efectivos sublevados cayeron detenidos, y del proceso que se seguirá en su contra poco se sabe.

Un manto de dudas que se extiende de principio a fin, pues hasta hoy, a días de acontecidos los hechos, aún no existe meridiana claridad sobre las motivaciones que hubo detrás, en circunstancias que la tesis del autogolpe ha recobrado fuerza gracias al currículum autoritario de Erdogan, un presidente cuestionado por violaciones a los Derechos Humanos dentro y fuera de sus fronteras.

 

Todavía es muy pronto

 

"Hay que ser bien cauto con las calificaciones, yo no tengo antecedentes o fuentes fidedignas todavía como para calificarlo de autogolpe o conspiración. No lo descarto, pero hay que ser muy cauto. Lo que sí está claro es que hubo un movimiento de militares que trató de hacerse del poder, y que el presidente Erdogan llamó a la población a movilizarse y a defenderse", Es lo que señala Paulina Astroza, abogado de la Universidad de Concepción y especialista en Derecho Internacional, cuando se le consulta sobre lo que sabemos hasta ahora.

La académica coincide en que la información es escasa y confusa, y que, por ende, habrá que esperar para realizar los análisis correspondientes, sobre todo teniendo en consideración la importancia geopolítica de Turquía, la bisagra entre Europa y los conflictos de Oriente.

"Turquía, históricamente, por distintos factores, es un Estado clave. Evidentemente su situación geográfica, una parte en Europa y la mayor en Asia, es un factor. Es miembro de la OTAN (alianza militar internacional) y hay bases militares de Estados Unidos en esa zona, tradicional aliado turco. Por otro lado, estas bases han servido para la lucha contra el autodenominado Estado Islámico. También geopolíticamente es importante porque se ha transformado en barrera de contención de refugiados. Pues bien, Erdogan sabe que tiene todas estas llaves y se hace más fuerte, y por eso para Estados Unidos y la Unión Europea es un aliado clave, pero al mismo tiempo problemático", destaca.

 

¿Amigo o enemigo?

 

Sobre esto último, el rol de Turquía frente a Daesh, Isis o Estado Islámico, es protagónico. En su frontera este se halla Siria e Irak, además, de una siempre convulsa Irán, y todo lo que allí suceda repercute en Europa, desde donde han surgido las principales acusaciones sobre un posible doble discurso turco.

Lo anterior, debido a que Turquía, pese a facilitar bases y pertrechos para el combate del yihadismo, llevaría a cabo también algunas acciones de soporte para la restitución del califato, como la compra de petróleo y la facilitación del paso de extremistas entre Oriente y Occidente.

"Turquía es muy grande y efectivamente en el norte, noroeste, que es donde fundamentalmente se dice que pasan camiones con petróleo, hay antecedentes que están probando que existiría esta relación. Justamente periodistas encarcelados abordaron este tema. Por otro lado, se sabe que es la ruta de los yihadistas europeos. Pasan muchas veces sin que el gobierno informe. Se dice que ocurre y eso es lo complejo también de Turquía, que ejerce un doble juego frente a lo que sucede en Siria", explica Astroza.

Más lejos de la UE

 

Desde la consolidación de la comunidad europea que Turquía ha manifestado su deseo de integrarse, para lo cual incluso ha dispuesto algunas modificaciones políticas internas que se alzan como mínimo para discutir su inclusión. ¿Será este traspié democrático la lápida de sus aspiraciones continentales?

"Absolutamente. Creo que Turquía, realmente, nunca ha tenido la posibilidad de entrar a la Unión Europea. Ahora está cumpliendo menos que nunca los requisitos que se piden en cuanto a las normas de Estado de Derecho, no violación a los Derechos Humanos y libertades políticas. Turquía había abolido la pena de muerte y hoy está pidiendo que se reestablezca y, por ese lado, está caminando hacia atrás en los requisitos. Por otro, para que ingrese, imaginemos que cumple con los requerimientos. Bien, eso tiene que ser aceptado por los estados miembros y muchos deben llevar esa decisión a votaciones internas y lo más probable es que no la acepten. Se trata de aceptar a millones de personas en el mercado único, al tránsito libre. Es muy difícil", sostiene la abogada, insistiendo en el tópico geográfico.

"Si Turquía entra en la Unión Europea las fronteras exteriores no serán Grecia e Italia, sería Turquía con Siria, Irak, con estas zonas que hoy están inflamadas, y obviamente que la unión no ha querido eso. Segundo, también está el hecho de que, desde otro punto de vista, hoy en Europa muchos sienten que los extranjeros ocupan su trabajo, hay sentimientos de ese tipo. Ampliarse hacia Turquía sería como meter un elefante en una vidriería".

 

El presidente autoritario

 

Paula Badilla, abogada especialista en Derechos Humanos, afirma que hay varios aspectos que obligan a situar a Erdogan en la órbita de los mandatarios con menos aprecio por las libertades civiles. Materias ligadas a género, la prensa, uso y abuso de las policías y conflicto con minorías étnicas, llaman a pensar que el actual gobierno turco es de corte autoritario.

"Hay una cuestión de género, por ejemplo. Erdogan tuvo una especie de transformación en su campaña política, ha ido matizando su condición de musulmán pero en la medida que ha pasado el tiempo ha resultado notorio, en lo valórico. Ha dicho que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres, pero ha dicho también que mujeres que no son mamás no están completas. Su discurso deja ver que no cree en la igualdad. Eso ha despertado críticas en Europa y organizaciones no gubernamentales", remarca.

"Igualmente está el trato que se le da a la oposición política, la aplicación de fuerza policial. Eso ha generado acusaciones de exceso de violencia, tortura y hasta muertes a partir del empleo del aparato represivo institucional. Podemos sumar otro punto, la escasa libertad de prensa, el monitoreo de las redes sociales y la detención de periodistas críticos de su gestión", añade.

"Yo creo que tiene suficientes rasgos. No ha habido tantos cuestionamientos al proceso de elecciones pero sí a la forma en que ejerce el poder. Es muy difícil hablar de gobiernos que sean democráticos si existe una restricción tan grande a las libertades individuales. Al menos hay rasgos muy fuertes de autoritarismo. Hay niveles, pero dado que existe una crítica muy fuerte a las libertades que se permiten y las que no, es difícil hablar del turco como un gobierno democrático", concluye.

 

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