La conducción ecológica aporta grandes beneficios si tienes una flota comercial. Conoce algunos consejos para practicarla.
La conducción ecológica es un conjunto de hábitos que ayudan a las empresas a mejorar su control de flotas, ahorrando combustible y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Así, los conductores que practican estos hábitos son más eficientes, ya que pueden completar rutas con un menor consumo de gasolina. Al mismo tiempo, un estilo de manejo ecológico evita multas por exceso de velocidad y disminuye el riesgo de accidentes.
Pero ¿en qué consiste exactamente la conducción ecológica y cómo puedes
implementarla en tu empresa? Conoce más a continuación.
Básicamente, se trata de acatar una serie de técnicas de conducción para lograr la máxima eficiencia en el uso de combustible, mejorar la seguridad vial y mantener los vehículos en buen estado.
Algunos de los principios de la conducción ecológica son:
• No acelerar innecesariamente para evitar el desperdicio de combustible. En cambio, se recomienda acelerar en lapsos de 5 segundos en lugar de hacerlo rápidamente, y hasta un tope de 20 kilómetros por hora desde una parada.
• Esquivar las rutas donde se concentra el mayor flujo de tráfico (por ejemplo, planificando los horarios de viaje). De esta manera, se evita la conducción en ralentí (mantener el vehículo encendido, pero inmóvil), lo que aumenta el gasto de gasolina.
• Respetar los límites de velocidad. Además de ser una práctica que mejora la seguridad en carretera, conducir a 120 kilómetros por hora aumenta el
consumo de combustible hasta en un 20% en comparación con ir a 80
kilómetros por hora, por ejemplo. Mantener una velocidad prudente también evitará el desgaste anticipado de los frenos.
Mediante la eco-conducción, las organizaciones que tienen flotas pueden obtener una ventaja competitiva, maximizar la gestión de sus vehículos y mejorar la sostenibilidad de su sistema de transporte.
Por lo tanto, los beneficios se pueden percibir ya sea en términos financieros como de reputación y eficiencia operativa.
Un ejemplo de lo anterior es la planificación de rutas para anticiparse al mal tráfico. Además de evitar la conducción en ralentí y el derroche de combustible, esta medida puede acortar los tiempos de entrega de productos, mejorando la experiencia de los clientes.
De igual manera, las buenas costumbres al volante previenen accidentes que podrían meter a la empresa en líos legales y afectar su imagen.
En definitiva, hay muchas maneras de practicar la conducción ecológica que te ayudarán a economizar en costos operativos, reducir las emisiones de CO₂ e impulsar la competitividad empresarial.
Lo más importante es tener en cuenta que la eco-conducción no consiste solo en ahorrar combustible, sino que es fundamental aprovechar la tecnología para recopilar datos que permitan optimizar la gestión de flotas.
En tal sentido, existen software de control de flotas que pueden ayudarte en tus esfuerzos de conducción ecológica, proporcionando herramientas de localización y seguimiento de vehículos, información del tráfico, registros históricos del recorrido de la flota con datos del consumo de combustible y velocidad promedio, entre otros detalles de valor para tu negocio.
Contar con esta información es clave para identificar oportunidades de mejora en los hábitos de manejo de los conductores, y promover buenas prácticas que beneficien a todos en la organización.