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Confinamiento: una oportunidad para estimular el pensamiento complejo

Por: Verónica Lamperti 21 de Abril 2020
Fotografía: Cedida

¿Qué es el pensamiento complejo? Se entiende como una capacidad reflexiva para integrar información desde la totalidad de un fenómeno (no parcelada por áreas. Se utiliza para resolver nuevos problemas). Se estimula sobre una base de conocimiento que evoluciona: saber, saber cómo, saber hacer, explica Rodrigo Cea Córdoba, Profesor Asistente – Académico del Programa de Educación en Desastre de la Universidad de Concepción.

¿Cómo acompañar a niñas, niños y adolescentes durante el confinamiento?

1. Pensamiento y Cognición

La posibilidad de estimular la capacidad reflexiva depende mucho de un ambiente estimulante. Estos estímulos vienen de ámbitos significativos. Nada más importante para un niño y niña que los adultos que él o ella más admira se den tiempo de calidad para compartir. Ten siempre en cuenta que niños, niñas y adolescentes son sujetos que existen y tienen una visión, pero lo que les falta son experiencias reales y esas se pueden brindar en un espacio familiar. Recuerde que algunos ya leen, escriben, resuelven problemas e interpretan la realidad.

Considere:
• Conversar y dialogar sobre la situación, argumentar, dejar de lado el “porque sí” o “porque soy tu madre o padre”; involúcrese.
• Explicar lo que ocurre adecuando el discurso a la edad.
• Evita saturarlos de información.
• Escuchar sus opiniones y estimular su argumentación.

2. Emociones y Sentimientos

Padres y adultos encargados del cuidado debemos tener en cuenta que el ser humano es multidimensional y mucho de lo que nos ocurre durante las catástrofes dependerá de nuestra preparación y reacción emocional. Todas las situaciones de riesgo y amenazas son situaciones difíciles de aceptar y es compleja su adaptación. Requiere de un tiempo, pero, por sobre todo, tranquilidad para responder.

Es recomendable:
• Ser empáticos (involucrarse, dar tiempo y escuchar)
• Antes de responder, pregúntate ¿qué me gustaría oír a mí?
• Ser amables.
• Ser pacientes.
• Actuar con ternura.
• Mantener siempre la mejor sonrisa.
• Ser cariñosos.
• Usar frases como: te entiendo, te comprendo, te acompañaré un rato.
• Dedica tiempo a ayudarles a tomar conciencia de la situación.
• Busca complicidad con hermanas, hermanos o, virtualmente, con amigos y familiares.

3. Rutinas y comportamientos

Los niños, niñas y adolescentes necesitan una relación material; es decir, de acompañamiento real. No comprenden cuando solamente dan órdenes y para usted no se aplican. Por ejemplo: ¡ve a leer! …mientras usted duerme. Ellas y ellos necesitan que se involucre. Acompáñalos en sus lecturas, juegos y actividades. Participar e involucrar a los niños, niñas y adolescentes es la clave para adaptarse.

Definan en conjunto:
• ¿Qué haremos?
• Tiempo de trabajo.
• Tiempo juntos
• Tiempo solo-libre.
• Definan momentos de aseo, preparación de comida, trabajo escolar y tiempo libre.

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