A más de 40 días desde el inicio de las manifestaciones en Chile, con disturbios casi a diario, Carabineros vio agotado su stock anual de gases lacrimógenos y tuvo que realizar una compra de emergencia, publicó La Tercera.
La Dirección Nacional de Orden y Seguridad de Carabineros informó al Ministerio del Interior que en 6.100 eventos violentos, durante las últimas semanas, los efectivos han utilizado 161.489 cartuchos de escopeta; 98.223 bombas lacrimógenas calibre 37; y 18.032 granadas de mano. La demanda de gases lacrimógenos creció aún más cuando se limitó el uso de escopetas antidisturbios.
Fue así como a fines de noviembre la institución uniformada decidió adquirir nuevos cartuchos lanzagases a la empresa brasileña Condor S.A., la cual se dedica a la producción de disuasivos químicos y armas no letales. Las cantidades de municiones que maneja la policía no son informadas desde la autoridad por motivos de seguridad nacional.
Las nuevas lacrimógenas fueron entregadas a las diferentes unidades policiales con un instructivo, en el cual, además de entregar detalles técnicos, recalcan la forma correcta de usar el disuasivo.
Indica que el disparo debe ser “siempre en forma angular, de parábola o indirecto, considerando que el cartucho lacrimógeno CS, necesita espacio y tiempo para expulsar la cápsula”. En ese sentido, se ordena no disparar “haciendo rebotar el proyectil para proyectarlo hacia la multitud, debido a que la dirección y velocidad será distinta a la deseada por el tirador”.
El instructivo también recalca que el uso de los gases “debe ceñirse conforme a instrucciones, cuando su utilización tienda en forma efectiva a la consecución del objetivo deseado, que no es otro que disolver manifestaciones que no sean pacíficas y a la gradualidad como protocolo sobre el uso de la fuerza”.