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Edgardo Enríquez Frödden

Fue una figura clave en la historia chilena del siglo XX, que es recordado por su multifacética carrera como médico, educador y político.

Por: Diario Concepción 10 de Agosto 2025
Fotografía: Archivo Diario Concepción

Alejandro Mihovilovich G.

Fue una figura clave en la historia chilena del siglo XX, que es recordado por su multifacética carrera como médico, educador y político. Nacido en Concepción el 9 de febrero de 1912, su vida estuvo marcada por un profundo compromiso con la justicia social y los valores democráticos. A través de su trabajo en el ámbito académico y su activa participación política, Enríquez Frödden se consolidó como un líder influyente cuyo legado resuena hasta el día de hoy.

Su formación como médico cirujano en la Universidad de Concepción, donde estudió entre 1930 y 1936, sentó las bases de su enfoque humanista. Esta visión se extendió más allá de la medicina, llevándolo a dedicarse al ámbito de la educación. Su liderazgo en la Universidad de Concepción fue particularmente notable, culminando en su elección como rector en 1969. Este hito fue especialmente significativo, ya que fue el primer rector de la institución elegido por votación triestamental, reflejando su compromiso con la democratización universitaria. Durante su rectorado, la Universidad se fortaleció como un centro de pensamiento crítico y un espacio de debate abierto, fiel a sus convicciones de una educación al servicio de la sociedad.

La trayectoria de Enríquez Frödden lo llevó a la cúspide de la política chilena. Como miembro del Partido Radical, fue un activo militante desde 1936. Su compromiso político alcanzó su punto culminante al ser nombrado Ministro de Educación Pública en 1973 durante el gobierno del presidente Salvador Allende. Lamentablemente, este período se vio abruptamente interrumpido por el golpe de Estado de ese mismo año. Como resultado, Enríquez Frödden sufrió persecución, fue detenido y encarcelado en Isla Dawson, para finalmente ser exilio

Cimentó una parte fundamental de su identidad y su accionar público en los principios de la masonería. Su vida, marcada por la búsqueda de la justicia y la democracia, refleja una profunda coherencia con los ideales masónicos de libertad, igualdad y fraternidad. Para Enríquez Frödden, la masonería no era solo una pertenencia, sino un marco ético que guiaba sus decisiones y su compromiso con la sociedad.

Su camino masónico comenzó en 1941, cuando fue iniciado en la Respetable Logia Caupolicán N° 37 en Talcahuano, parte de la Gran Logia de Chile. A lo largo de los años, su dedicación y trabajo le permitieron ascender en la jerarquía, alcanzando el grado 30, un nivel que simboliza un profundo entendimiento de los valores y la filosofía masónica. Este compromiso se manifestó en su rol como rector de la Universidad de Concepción, donde impulsó la democratización y la participación, y como ministro de Educación, donde buscó una educación más equitativa e inclusiva.

Sin embargo, fue durante su exilio que su liderazgo masónico alcanzó su máxima expresión. Tras ser detenido y expulsado de Chile por la dictadura militar, Enríquez Frödden se refugió en México. Allí, tomó contacto con otros masones chilenos exiliados y, con su liderazgo, fundó el Gran Oriente Latinoamericano (GOLA). Esta nueva obediencia masónica no solo sirvió como un espacio de encuentro y apoyo para los exiliados, sino que también se convirtió en una plataforma para la defensa de los derechos humanos y la promoción de los valores democráticos en toda la región. Su cargo como primer Gran Maestro del GOLA es un testimonio de su capacidad para unir voluntades en tiempos difíciles.

El legado de Edgardo Enríquez Frödden en la masonería es el de un hombre que demostró que los principios de la orden pueden y deben aplicarse activamente en la vida pública. Su trayectoria vital es un ejemplo de cómo los ideales de la masonería pueden trascender el ámbito privado para influir positivamente en la sociedad, especialmente en la defensa de la democracia y la justicia. Su figura sigue siendo un referente de integridad y coherencia para los masones y para todos aquellos que creen en el poder de los valores humanistas para construir un mundo mejor.

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