Opinión

Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor

Por: Diario Concepción 18 de Abril 2024
Fotografía: Cedida

Pablo Gaete Villegas
Director Regional de Balmaceda Arte Joven Biobío

Como una forma de reafirmar el vínculo de los libros con sus territorios, cada año UNESCO designa una ciudad como la Capital Mundial del Libro. Así como este año 2024 corresponde esta distinción a Estrasburgo (Francia), ya se nominó una nueva ciudad para este hito celebratorio mundial. Así lo señaló su Directora General, Audrey Azoulay “Los libros son herramientas vitales para acceder, transmitir y promover la educación, la ciencia, la cultura y la información en todo el mundo. Los libros nos informan, nos entretienen y nos permiten comprender mejor nuestro mundo. Por esta razón, me complace anunciar la designación de Río de Janeiro como Capital Mundial del Libro 2025”.

Como sabemos, desde 1995, cada año se conmemora el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor. Esta fecha fue proclamada ese año en la Conferencia General de la UNESCO por la carga simbólica que tiene en relación a la literatura universal, pues en este mismo día coincide el fallecimiento de William Shakespeare, Miguel de Cervantes y el Inca Garcilaso de la Vega. En cada país las instituciones culturales y organizaciones representativas de la industria del libro, como editores, libreros y bibliotecas, realizan diversas actividades con el propósito de rendir homenaje a los libros, reconocer el trabajo de los escritores y fomentar el acceso a la lectura para un mayor número de personas a nivel mundial.

Como dato curioso, a la fecha se han realizado numerosos rankings respecto a los libros más leídos. Si bien difieren en algunos títulos, o se vincula el dato con los textos de mayor número de ediciones, hay cinco de ellos que se repiten en ambos casos: la Biblia, la Ilíada, de Homero, las Obras Completas de Shakespeare, El Quijote de la Mancha, de Cervantes, Harry Potter, de J.K Rowling, el Diario de Ana Frank y Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez.

Con respecto a nuestro país, tenemos sin duda un grave problema respecto a los bajos índices de comprensión de lectura en la población. Por ello todos los esfuerzos por fomentar el interés por los libros en las nuevas generaciones son válidos. En 2022, Fundación La Fuente reveló un estudio sobre hábitos y percepciones lectoras en Chile. Los resultados señalan que “los chilenos sí leen. Sus principales lecturas están asociadas a medios digitales (correo electrónico, páginas web y redes sociales), mientras que la mitad de los chilenos declara leer libros por gusto (51%) y un tercio por necesidad (32%)”. Y que uno de los mayores impedimentos para leer es la falta de tiempo. Según el estudio, quienes más leen de adultos, son aquellos a quienes les leían cuando niños, lo que refleja el rol primordial de la lectura de los padres a temprana edad y de los establecimientos educacionales en los primeros años de escolaridad. Un detalle preocupante es “la reducida cantidad de personas que dicen acceder a libros a través de bibliotecas, sólo un 15%, cifra que da cuenta de la necesidad de políticas, públicas y privadas, que fomenten otras maneras de acceder al libro, más allá de la compra”. También hay noticias alentadoras. Más allá de las polémicas y los ruidos mediáticos, el Ministerio de la Cultura logró reponer que Chile fuera el país invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt de 2027, una de las plataformas más importantes para dar a conocer la producción literaria y la industria chilena a nivel mundial. Por su parte la región del Biobío ha evidenciado en el último tiempo una mayor producción de libros en editoriales locales. Así lo comprobamos en la constante y activa presencia en encuentros y ferias de la Agrupación de Editoriales Independientes del Biobío, que tiene el propósito de potenciar la editorialidad independiente regional, a través trabajo conjunto y colaborativo para la exhibición y venta de títulos originales. Finalmente, sólo desear larga vida al libro en todas sus plataformas.

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