Sergio Sepúlveda S.
Mágister en Historia e integrante CEE
En estos días se ha observado una triste situación, respecto a aquellos estudiantes que no han podido entrar a las aulas porque no tienen colegio de su preferencia, ni lograr el ejercicio del derecho a la educación que el Estado les ha descuidado; pero debemos considerar que para aquellos que nos gobiernan, este es un Dios Omnipotente que soluciona todo.
Se debe recordar que antiguamente estaban los procesos de postulación a los colegios, especialmente aquellos que tienen enseñanza media y que constaban de exámenes, informes de notas y de personalidad entre otros, y que hoy, es cosa del pasado con el implemento del SAE (sistema de admisión escolar) que bastante dolor de cabeza ha causado a colegios, padres y estudiantes.
Tomando como caso algunos países europeos, el funcionamiento de sus sistemas de admisión escolar funcionan mejor, porque hay situaciones que no se ven en Chile. Por ejemplo, Suiza o Alemania, en la secundaria se deben dar exámenes para proseguir estudios en el Gymnasium, el cual tiene como criterio de ingreso las calificaciones destacadas de los postulantes; o en Francia, que los estudiantes en su mayoría asisten a la educación pública y por ende, a la escuela asignada según su residencia, para garantizar la cohesión social, cuya calidad es indiscutible.
Lamentablemente, el famoso SAE ha mostrado falencias y los mismos que han hecho suyo estar contra los privilegios y el mérito, han abusado del sistema para favorecerse y así mismo el “algoritmo” en forma intencionada o no, ha castigado a cientos de niños que al día de hoy no han podido entrar a un establecimiento de su preferencia, sin otro consuelo que ocupen las vacantes que entrega lamentablemente, la destruida educación pública u otros de dudosa calidad.
Otro aspecto en que el descuido ha brillado, es la falta de consideración a uno de nuestros socios europeos: Reino Unido, en que después del papelón de una ex embajadora y su vacancia por largos meses, recién conocemos su reemplazo; ello desmerece lamentablemente una relación que ya lleva 200 años de forma ininterrumpida y de cuya influencia histórica y económica no se puede desentender, pero junto con esto, este gobierno ha tomado una postura mucho más ideológica en que la Política de Estado paso a un segundo plano.
El descuido ha prevalecido sobre la buena gestión y el pragmatismo que ha caracterizado nuestra política internacional y que esperamos, vuelva a todos los ámbitos de la vida nacional.