La cinta premiada presenta una lectura del horror vivido en el campo de concentración de Auschwitz.
RODRIGO CASTILLO JOFRÉ
Abogado, Colectiva – Justicia en DD.HH.
“Todas nuestras decisiones se tomaron para reflexionar y confrontarnos con el presente, no para decir: ‘Mira lo que hicieron entonces’, sino ‘Mira lo que hacemos ahora’.” Frases como esta, pronunciadas en el breve discurso de aceptación del director Jonathan Glazer de su Óscar a Mejor Película Internacional por “La zona de interés”, bastaron para incendiar la pradera en Hollywood y otras latitudes, al vincular la realidad histórica expuesta en la película con la situación actual de guerra, ocupación y masacres contra población civil reavivada en los últimos meses en los territorios palestinos.
La cinta premiada presenta una lectura del horror vivido en el campo de concentración de Auschwitz, desde la perspectiva de la familia de un oficial nazi que inicia una apacible vida campestre en el territorio ocupado, a sólo metros del lugar en que se está desarrollando un genocidio brutal. Genocidio del que no sólo son conscientes, sino que aceptan como parte de las condiciones de su nuevo estatus. No es de extrañar, de esta forma, que el provocador y valiente discurso de Glazer encendiera una enérgica reacción en importantes figuras del mundo del cine, interpeladas en su posición frente al actual conflicto entre Israel y Palestina.
Escenas de la película como la de un grupo de mujeres alemanas repartiéndose las ropas de prisioneras del campo de concentración, cobran un nuevo y escalofriante significado ante las imágenes, di- fundidas en redes sociales hace algunas semanas, de soldados del ejército israelí burlándose y jugando con ropa encontrada en viviendas abandonadas en la zona de conflicto. O más recientemente, la subtrama de la niña que se escabulle en el campo para entregar alimentos a los prisioneros tiene un doloroso eco en la muerte de los 7 trabajadores de la ONG World Central Kitchen en un ataque aéreo de las fuerzas israelíes.
Más allá de la validez de los paralelos, el llamado del cineasta Glazer en su discurso a reflexionar en torno a la respuesta a las catástrofes e injusticias globales, tiene aún mayor vigencia frente a los hechos descritos. Y también frente a otros conflictos que ocurren en diferentes lugares ante la generalizada indiferencia de quienes pueden tomar decisiones. Por ello, hitos recientes como la denuncia y solicitud de medidas provisionales iniciada por Sudáfrica y respaldada por otros países ante la Corte Penal Internacional, pueden significar una pequeña luz de esperanza en la capacidad de canalizar estos conflictos por la vía de la institucionalidad y del res- peto a los derechos humanos, an- tes que repetir, una vez más, la masacre entre pueblo.