Patricia Cabalá Leiva
Gerenta general de Innergy
Cada 08 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer y cada vez que nos aproximamos a esta fecha nos enteramos de algunas acciones no muy afortunadas, pero que felizmente van en veloz retirada, como algunas “celebraciones” o frases derechamente inoportunas y desubicadas.
Resulta que aún después de tantos años de trabajo, metas cumplidas, sensibilización y visibilización de la incorporación de las mujeres al mundo laboral, todavía las diferencias, en muchos sentidos y aspectos, siguen siendo abismantes. Estamos en 2024 y resulta triste observar brechas para la incorporación de mujeres en los espacios de poder y decisión, sesgos palpables y arcaicos, además de prejuicios, entre otras conductas básicas a esta altura del partido.Tanto se habla de equiparar la cancha, y si bien es cierto, se ha avanzado, no es suficiente. Razón tenía ONU Mujeres cuando en 2022 señaló que se necesitarán hasta 286 años para cerrar las brechas existentes en materia de protección legal y en eliminar leyes discriminatorias y; 140 años para lograr la representación equitativa en los puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo.
De acuerdo con el “Informe de Zoom de Género” de la Fundación ChileMujeres (enero 2024) que analiza el empleo y brechas de género por rama de actividad económica, señala que la participación femenina en el rubro de suministro electricidad y gas fue de tan sólo 18,7% y si hacemos un zoom a ese porcentaje, sólo el 4% de esas mujeres, tiene hijos menores de 5 años, lo que permite deducir que la maternidad sigue siendo una piedra de tope para el desarrollo laboral.Lo cierto es que el Día de la Mujer no es un día de las mujeres, es de todas y todos, donde nos invita a conmemorar y a reflexionar sobre la importancia y el valor que tiene para la sociedad que más mujeres participen en espacios de toma de decisión, en la importancia de la educación y en ir formando a las nuevas generaciones en la eliminación de los sesgos de género que, en muchos casos, vienen de la misma familia.
Las mujeres somos un aporte para el crecimiento económico de la sociedad en el sentido amplio de la palabra, nuestra contribución inicia desde la creación de nuestras propias familias hasta nuestra opinión y trabajo para una sociedad más equitativa y justa. No es casual el nombre que este año ONU Mujeres le dio a la conmemoración de este año: “Invertir en mujeres, acelerar el progreso”. Tantas veces hemos escuchado de equidad e igualdad, igualdad sí, pero equidad mucho más. Yo me quedo con la equidad, para garantizar que todos tengamos las mismas oportunidades considerando y validando nuestras diferencias, porque es lo que nos hace valiosas y valiosos.
Como mujer e integrante de ese pequeño 4% de participación femenina del mundo energético chileno, deseo que este 8 de marzo sea un momento que nos de impulso, que nos llame a la acción, que dejemos de ver si está pareja la cancha, que comencemos a tomar decisiones con la convicción de que estas lograrán impactar profundamente en eliminar las brechas para que realmente exista la equidad de género.