Opinión

La casa propia

Por: Equipo Digital 20 de Junio 2023
Fotografía: Cedida

Tania Concha
Consejera Regional del Biobío

La crisis habitacional no es un invento. El sueño de la casa propia tampoco. Recuerdo uno de los primeros proyectos habitacionales sociales en la comuna de Coronel: Mártires del Carbón. Los departamentos contaban con una superficie de 42 M2. ¿Y se imaginan vivir una familia con mínimo dos hijos viviendo en este espacio físico?

En menos de una década comenzaron los problemas sociales, muchos de ellos vinculados al microtráfico y el tráfico de drogas. Sabrán más los sociólogos y los arquitectos sobre impacto directo entre espacio físico, metraje de la vivienda social e impacto territorial.

El año 2010 golpea el terremoto duro sobre la vivienda social y casi milagrosamente fuimos espectadores de la mala calidad de dicha vivienda – aún todas las normas suscritas en la ley orgánica constitucional de vivienda y urbanismo.

La reconstrucción, dio lugar a un sinfín de oportunidades entre ellas el aumento de 42 M2 a 64 M2, denominado el famoso 2 en 1. De dos departamentos hicimos uno. La alegría había llegado, pero al andar del tiempo y ya son 11 años las dirigentes siguen luchando con el SERVIU.

Los recursos de los programas de vivienda en Chile, como el decreto 49 o los anteriores, finalmente el tema no pasa por las constructoras pasa por los recursos disponibles para la construcción de la vivienda social. Son definitivamente insuficientes, lo que hace que la calidad de lo construido sea pésima y así lo demuestran los resultados.

No suficiente con lo anterior nos pesa el cuadro normativo, es impresentable que una norma chilena permita o se piense, que una familia puede vivir en 40 metros cuadrados o menos.

Por lo tanto, un living comedor jamás va a caber en el living comedor. No habrá tampoco espacio para un escritorio en alguno de los dormitorios de los hijos. Segregamos la vivienda social sobre territorios específicos, que siguen generando pobreza.

Al poco espacio se suma la mala calidad de los conjuntos residenciales que se reparan una y otra vez y finalmente la lucha de los y las dirigentes termina en la demolición. Se ha gastado mucho más dinero en repararlos o en reconstruir, que en hacer viviendas nuevas en Chile.

Todas esas faltas que le han costado tantos recursos al estado chileno, miles de millones de pesos no han tenido castigo alguno, ni en sumarios o la solicitud de los cargos respectivos de mayor jerarquía admirativa.

Entonces hay que hacer, lo que hizo Allende, potenció la CORUM (Corporación del Mejoramiento Urbano), la CORVI (La Corporación de la Vivienda, conocida por su acrónimo CORVI, fue una institución fiscal chilena creada el 25 de julio de 1953, mediante el DFL Nº 285 y regida por la Ley Orgánica 7.600. La CORVI estuvo en actividad hasta 1976.) y modificar la ordenanza general de urbanismo para poder expropiar los terrenos en Chile que sean aptos para viviendas. De lo contrario el negocio para las inmobiliarias, se transformará en especulación de los mercados, para posteriormente venderlos al Estado.

La urgencia es mayor. Si ya constatamos que la vivienda social es indigna y no es adecuada porque así lo dijo el Presidente, no se puede pretender seguir replicando el mismo tipo de vivienda, una casa bien hecha para el pueblo de verdad va a ser un ejemplo y va a valer más que 100 casas mal hechas.

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