Opinión

Guillermo Rivera Cotapos

Por: Diario Concepción 22 de Enero 2023
Fotografía: Diario Concepción

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador Histórico.

Guillermo Rivera Cotapos nació en Concepción en 1868. Fue hijo de Ramón Rivera y Catalina Cotapos. Se casó con Zulema Baeza Infante y tuvieron cuatro hijos.

Realizó sus estudios de humanidades en el Instituto Nacional y cursó leyes en la Universidad del Estado, graduándose de abogado en octubre de 1889.

Ingresó como servidor público en 1884, en calidad de oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1889 fue jefe de la Oficina Diplomática y Consular y en 1891 fue subsecretario de Relaciones Exteriores. También fue secretario particular del Presidente Balmaceda.

Después de la Revolución de 1891 se estableció en Valparaíso y se dedicó a ejercer su profesión. Cooperó activamente en la organización del partido Liberal Democrático, del cual se separó en 1903 para ingresar al partido Liberal.

En 1892 hizo una brillante defensa de los marinos chilenos comprometidos en la riña en el buque USS Baltimore, reyerta que ocasionó un trastorno diplomático al país y que estuvo a punto de ser el origen de un conflicto armado con Estados Unidos.

En 1894 se produjo en las calles de Valparaíso una reyerta entre obreros contra clericalistas. Este episodio se conoce como “La batalla de las naranjas”. Como resultante de los incidentes fueron encarcelados Juan Bautista Bustos, que en su diario “El Pueblo” y en el comicio popular, había atacado la obra clerical, y J. Joaquín Salinas, quien durante 10 años fue objeto de una orden de prisión apelada, junto con 10 compañeros más, entre los que figuraba Francisco Galleguillos Lorca y Manuel Serei, estos últimos miembros de la democracia porteña.

El día que el abogado defensor, Ángel Guarello, debía asistir a la Corte de Apelaciones, no pudo concurrir por enfermedad. Por lo que una hora antes de la audiencia y tomando conocimiento de ello, Guillermo Rivera, sin conocer el voluminoso expediente y tampoco a ninguno de los procesados, se ofreció para reemplazar a Guarello, presentándose ante el tribunal y realizando allí una defensa notable, deshaciendo los razonamientos del abogado acusador, Alberto Edwards.

En 1897 se produjo una vacante para el puesto de regidor en la Municipalidad de Valparaíso, para llenarlo fue elegido Rivera por el voto de los liberales democráticos y demócratas unidos. Allí se desempeñó hasta 1900.

Ese mismo año, fue electo diputado por Valparaíso y Casablanca, para el período 1900-1903. Tomó parte activa en la campaña presidencial de 1901, en favor del Presidente Germán Riesco.

En 1904 se le nombró ministro de Justicia e Instrucción Pública, cargo que desempeñó desde el 30 de octubre de 1904 hasta el 13 de febrero de 1905, durante el gobierno de Riesco. En este puesto le tocó tomar conocimiento de los graves sucesos ocurridos en los colegios congregacionistas, sucesos conocidos como “Jacintanos” por los escándalos del colegio San Jacinto en Santiago. A principios de enero de 1905, se hicieron públicos los sucesos de abuso ocurridos en el colegio. El hermano mayor de un niño encaró al responsable y a las autoridades del establecimiento.

Rivera, como ministro obtuvo la firma del Presidente Riesco para el decreto del 9 de enero de 1905 que clausuró las escuelas congregacionistas y que generó todo un alboroto.

Finalmente, el Presidente y los demás ministros resolvieron que la clausura afectaría solo a los colegios dirigidos por la congregación.

Este suceso trajo como consecuencia la renuncia de Rivera, quien en más de una ocasión expresó sentirse “supeditado en el ánimo del Presidente por una autoridad invisible”.

En 1906, fue nuevamente electo diputado por Valparaíso para el período 1906-1909. Fue electo senador por Valparaíso para el período 1909-1915.

En el gobierno de Ramón Barros Luco fue nombrado ministro de Interior, desde el 20 de mayo al 8 de agosto de 1912. Fue reelecto senador por Valparaíso para el período 1918-1924.

Intervino en la redacción, discusión y realización de las obras hidráulicas de Peñuelas y de Concón, en la reconstrucción y transformación de Valparaíso, después del terremoto de 1906, en las construcciones del puerto y en el mejoramiento general de los servicios de beneficencia.

Fue un defensor contra los avances del clericalismo sobre la conquista de los privilegios en la educación. Fue un tenaz defensor de la instrucción pública del Estado, contribuyendo con su voto a todo problema de adelanto nacional.

Colaboró en la prensa y mantuvo algunos años su diario “El día” de Valparaíso, del que fue director y redactor. Sus últimos tiempos los vivió con dedicación a su oficina jurídica. Falleció en Valparaíso el 7 de marzo de 1928.

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