Existe la necesidad de contar con políticas públicas regionales que busquen el diagnóstico integrado de generación de emisiones.
Ana Araneda Gómez
Consejera Regional
Estamos en el esperado verano, donde el sol está más cerca del cono sur de América. Su llegada en conjunto con el descanso e inicio de vacaciones para gran parte de las familias, ha generado desde siempre alegrías y descansos.
Sin embargo, desde hace varios años, el escenario que se presenta en los últimos veranos ha generado gran preocupación por las altísimas temperaturas, con ello, desastres naturales como los incendios forestales, sean naturales o causados intencionalmente, la falta del recurso hídrico por la escasez de precipitaciones, reducción o desaparición de cuerpos de aguas continentales y pérdida de biodiversidad entre otros. Ello agudiza esta crisis climática y la consecuencia del calentamiento global, producto del aumento de los gases de efecto invernadero.
Actualmente la crisis climática ha obligado a muchos países a gestionar urgentemente la adaptación y la resiliencia en las comunidades y poblaciones más vulnerables, a riesgos de desastres naturales. Aquí aparece un gran desafío como es el Carbono Neutralidad, cuyo concepto se origina por la emisión descontrolada de CO2 (dióxido de carbono) debido a la actividad productiva del ser humano. Lo que busca el carbono neutralidad, es lograr que estas emisiones sean equivalentes a cero, es decir, lograr un estado de equilibrio entre las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero antropógenas, en un periodo especifico, considerando que las emisiones son iguales o menores a las absorciones.
Puntualmente, más de 80 organizaciones chilenas dedicadas a distintos procesos productivos han declarado su compromiso de Carbono Neutralidad al año 2050, basándose en el lineamiento de nuestra reciente ley Marco Cambio climático, tal es así, que las empresas B, han declarado Carbono Neutralidad para el año 2030, donde las acciones para alcanzar la neutralidad es la reforestación de especies vegetativas para la obtención de la captura del dióxido de carbono y la tendencia es sumar a la responsabilidad social empresarial en esta búsqueda, donde la sustentabilidad es un importante modelo de negocios.
Sin embargo, la deuda está pendiente en las ciudades, las comunidades y sus habitantes que son parte de este gran compromiso mundial, para ello existe la necesidad de contar con políticas públicas regionales que busquen el diagnóstico integrado de generación de emisiones, a través de la huella de carbono de un hogar, ciudad o una región, para determinar y/o evaluar los sectores que más contaminan y buscar las estrategias para reducir las emisiones. ¡Es un gran desafío!
Así la tarea es ahora y la región del Biobío se encuentra en la búsqueda de una gobernanza que permita levantar el carbono neutralidad como un centro prioritario a través de la electromovilidad, valorización de los residuos, política pública de biodiversidad, protección de humedales urbanos, proyectos de restauración sumando la educación ambiental que es la base para todo cambio de paradigma.