Opinión

Hambre real v/s Hambre emocional

Por: Diario Concepción 30 de Noviembre 2022
Fotografía: Cedida

Katherine Martínez Robles
Nutricionista Municipalidad de Santa Juana

La alimentación es una necesidad fisiológica del ser humano que a lo largo de nuestra historia ha jugado un rol fundamental en nuestra vida ya que nosotros nos alimentamos para nutrir nuestro cuerpo, entregarle la energía, vitaminas y nutrientes que necesita para permitirnos realizar todas nuestras acciones.

Desde tiempos muy antiguos se tiende a sobre alimentar a los niños, lo podemos explicar de la siguiente manera: cuando están con periodo de lactancia o fórmulas (leche) y surge el llanto la mamita le da de comer porque se piensa que el bebé solo llora cuando tiene hambre, pero no es así, es por conductas como esta que se van transmitiendo por generaciones que asimilamos que comiendo nos sentiremos mejor.

Cuando hablamos de hambre emocional quiere decir que muchas veces nos alimentamos de emociones o sentimientos porque no somos capaces de distinguir el hambre real del hambre emocional ya sea porque estamos atravesando una depresión, ansiedad, angustia o simplemente sufrir de atracones de comida sin explicación alguna. Comer por una emoción tiene algunas características como seguir comiendo, aunque estes satisfecho, aparece de repente y debe ser exactamente el antojo que quieres, en cambio el hambre real aparece de manera paulatina, dejas de comer cuando estas satisfecho y puede ser cualquier alimento.

Estudios demuestran que las emociones inciden en la elección, calidad y cantidad de alimentos que nosotros ingerimos, utilizándose la comida como un método de defensa para enfrentar sentimientos negativos como ira, rabia, tristeza, frustración, depresión, miedo entre otros los que a su vez van a generar un aumento de peso, malos hábitos alimenticios y patrones como estos se replican en todo el núcleo familiar, porque nuestras inseguridades y sentimientos sin afrontar nos llevan a refugiarnos en frases como: ¡me lo merezco!, ¡tengo pena mejor me preparo algo rico!, entre muchas otras expresiones que utilizamos.

Las personas que se encuentran además con alguna patología restrictiva como lo son las enfermedades crónicas, algunos canceres o con tratamiento psicológico son las que sufren con mayor frecuencia desequilibrios en su alimentación que generan una descompensación en su enfermedad que posteriormente se ve reflejado en sus exámenes bioquímicos.

Es por esto que aprender a canalizar, expresar y compartir mis emociones y sentimientos van a generar un impacto positivo en la manera de alimentarme, ayudando a mejorar además el estado nutricional, mejorar mi salud física y mejorar mi salud mental.

Cabe mencionar también que es un trabajo de todos y todas el educar a la población de manera correcta y eficaz ya que muchas veces se desconoce sobre alimentación y estamos acostumbrados a trabajar en base al peso, cuando lo importante es mantener en el tiempo buenos hábitos de alimentación que me van a llevar a elegir alimentos variados, de calidad y a saber reconocer cuando me estoy alimentando por hambre real o por mis emociones.

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