Opinión

Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos

Por: Diario Concepción 21 de Septiembre 2022
Fotografía: Cedida.

DRA. SILVIA MARTÍNEZ

Académica de Facea Ucsc.

 

La prevalencia mundial de la obesidad se ha triplicado en los últimos 40 años: uno de cada cuatro adultos es obeso. Las tasas de obesidad infantil y adulta chilenas, 26% y 35% respectivamente, son las más altas de la OCDE. La obesidad no es sólo un factor preponderante de riesgo de enfermedades no transmisibles, sino que también, limita los logros educativos, disminuye la productividad en el trabajo y reduce la probabilidad de empleo. Un instrumento eficaz en alterar la ingesta excesiva de “nutrientes críticos” asociados a la obesidad (calorías, azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas trans) es la incorporación de sellos frontales de advertencia “ALTO EN” en los alimentos.

Este sistema, pionero en Chile, ha sido replicado en Perú, Israel, Uruguay, México, Brasil, Canadá, y Argentina. La Ley N°20.606 se implementó en Chile en 2016, incorporando límites críticos de exigencia más restrictivos a medida que avanzaron las tres fases. Tras la vigencia de la primera fase, el estudio “Efectos de Equilibrio de las Políticas de Etiquetado de Alimentos” evidenció que por cada peso gastado en las compras totales hechas en Walmart entre mayo de 2015 y marzo de 2018, la ingesta de azúcar y calorías disminuyó en un 9% y 7% respectivamente, siendo estas cifras parejas en todos los niveles de ingreso. En cuanto al impacto de la ley en la demanda, la evidencia muestra que la información transmitida a través de los sellos frontales logró facilitar a los consumidores la identificación de productos con un contenido excesivo de nutrientes críticos, induciendo la migración hacia productos sin sellos.

El informe sobre evaluaciones de la ley del Minsal, evidencia que un 48,1% de los consumidores compara la presencia de sellos y, entre quienes comparan, un 79,1% indica que influyen sobre su compra. El 64,9% está de acuerdo con la afirmación “después de comparar la cantidad de sellos, compra menos cantidad de los alimentos de lo que hubiera comprado si el alimento no tuviera sellos”. Adicionalmente, los sellos resultan más efectivos si logran cambiar la percepción (errónea) previa del consumidor sobre el producto. En cuanto al efecto en la oferta, la preferencia por productos sin sellos incitó una reformulación significativa de los alimentos.

En 2018, se evidencia que un 33% y 23% de productos altos en azúcar y calorías respectivamente fueron reformulados para evitar los sellos. Asimismo, la oferta de productos “ALTO EN SODIO” se redujo de un 74% a un 27%. El proceso de reformulación conlleva la sustitución de nutrientes críticos por insumos que alteran el sabor. En el caso de los yogures y jugos de frutas, el azúcar se sustituyó por edulcorantes de bajo costo, mientras que, en el caso de los cereales, por polioles o maltitoles, que son más caros. Esto nos lleva a que el encarecimiento del costo final del producto, sumado a la mayor demanda de productos sin sellos, aumentó los precios finales de dichos productos. Finalmente, si bien hubo sustitución dentro de ciertas categorías, el estudio no encontró evidencia sobre sustitución entre categorías. Por lo tanto, complementar la ley con la aplicación de impuestos en categorías sin alternativas sanas a las que migrar aumentaría su efectividad.

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