Opinión

Juan Macaya Aravena

Los Macaya comenzaron a involucrarse directamente en la caza de ballenas cuando adquirieron un buque en 1944.

Por: Diario Concepción 31 de Julio 2022
Fotografía: Cedida

Alejandro Mihovilovich Gratz

Profesor de Historia y Geografía

Investigador Histórico

Si bien la caza y procesamiento de ballenas fue una actividad que comenzó a desarrollarse en el país durante el siglo XIX, no fue hasta las primeras décadas de la siguiente centuria que la actividad adquirió realce, en particular en la Región del Biobío.

En Lota e isla Santa María, la tradición ballenera la recogió el portugués Juan da Silva, nativo de Lisboa, quién llegó a Lota cerca del año 1875, en pleno auge carbonífero de la ciudad, lugar donde conoció y casó con Agustina Home. Venía de aprender a cazar ballenas en el archipiélago de las islas Azores, y Nueva Inglaterra, con los balleneros norteamericanos.

Es en la isla Santa María, donde da Silva se relacionó con Juan Macaya, nacido en Lota en 1867 y descendiente de vascos franceses, quién además fue administrador de la isla. En esa relación social, Juan Macaya Aravena aprendió el arte y los secretos de la caza de ballenas.

La caza de cetáceos en esta isla, la realizaba arpón en mano y a bordo de chalupas, sistema artesanal que utilizaron los da Silva, Macaya y Maldonado, por nombrar algunas familias.

Macaya Aravena contrajo nupcias con Trinidad Medina, ambos formaron una familia de 11 hijos, de los cuales 9 fueron varones y 2 mujeres. Juan Macaya tenía “raíces” agrícolas, y se dedicó a esa actividad hasta que dio un vuelco a su vida e incursionó en el negocio ballenero. Se dice que una de las razones para decidir este movimiento radicó en la pronunciada estatura que poseía él y su prole, la cual podría ser aprovechada en el nuevo emprendimiento que afrontó.

Fue en ese contexto que la empresa ballenera de Juan Macaya Aravena creció y amplió los límites de esta actividad, aprovechando la importante presencia de cetáceos que circularon por las costas locales. Se trasladó de la isla Santa María a otra, la Quiriquina, en Talcahuano, alrededor de 1883.

En 1932 fundó la “Compañía Chilena de Pesca y Comercio Juan Macaya Aravena e Hijos”, negocio que tuvo un crecimiento constante durante las siguientes décadas. En un inicio, la labor se centró en el procesamiento de los mamíferos marinos, en una planta que se instaló como base en la isla Santa María, ayudado principalmente por sus hijos. En especial por Anselmo Macaya Medina, quien se casó en 1911 con Aida Silva Home, hija de Juan da Silva.

Los Macaya comenzaron a involucrarse directamente en la caza de ballenas cuando adquirieron un buque en 1944, el cual fue bautizado como “Juan I”, en honor de Juan Macaya Aravena, impulsor de la empresa, quien falleció el mismo año. Posteriormente, el negocio cambió su razón social a Macaya Hermanos, y las faenas de procesamiento se trasladaron al continente, producto de la adquisición del fundo Los Lobos, en donde se ubica caleta Chome, en la hoy comuna de Hualpén.

La actividad ballenera no solo benefició a esta familia, sino que ayudó a transformar a Talcahuano en un importante puerto durante el siglo XX. No era extraño contabilizar decenas de naves en los muelles de la comuna puerto, muchos de los cuales portaban banderas de otras naciones.

Por su parte, los Macaya se transformaron en dueños de una importante flota durante la década de 1950, lo que proporcionó prosperidad, con algunos momentos complejos a partir de la década de 1960, periodo en el que ya se notaba una reducción en la población de cetáceos.

Chile se reintegró a la Comisión Ballenera Internacional en 1979 y aceptó la prohibición de cazar ballenas. La legislación se hizo cada vez más estricta, hasta que en 1983 la Subsecretaría de Pesca decretó la veda de la ballena por 15 años. Ya la industria nacional estaba en decadencia y solo operaba Macaya Hermanos, que debió cerrar su planta poco tiempo después.

Hoy solo quedan algunas paredes y escombros en Chome, testigos mudos del impulso de un forjador y una empresa que hizo historia en Biobío y el país.

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