El éxito de los mecanismos de participación popular será esencial para enfrentar los obstáculos que se presenten, acercando el proceso constituyente a las personas más allá de la consigna y el titular, y reforzando su legitimidad de cara al plebiscito de salida.
María Victoria Ulloa Becerra
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Corporación y Oficina Jurídica
El 1 de febrero pasado finalizó una de las primeras etapas de participación popular en la Convención Constitucional. Hasta esa fecha la ciudadanía pudo ingresar y patrocinar Iniciativas Populares de Norma (INP), las cuales debían alcanzar 15.000 firmas, así como presentar Iniciativas de Pueblos Originarios. Sin duda el balance es muy positivo, con un total de 2.809.751 apoyos a las iniciativas y un número de 78 iniciativas populares y 201 iniciativas indígenas que serán incorporadas al debate constituyente.
Las iniciativas de norma fueron una posibilidad inédita para la ciudadanía chilena y los Pueblos Originarios del territorio en materia del derecho a la participación. Al mismo tiempo, la experiencia nos plantea nuevos desafíos de diálogo horizontal e intercultural. Uno de ellos es mantener la tónica en las siguientes etapas de participación popular, promoviendo mecanismos como los encuentros autoconvocados y los cabildos comunales, que abren la posibilidad de acercar el proceso a nuevas personas y poseen una especial riqueza deliberativa. Por otra parte, el proceso de Consulta Indígena que, a pesar de su plazo acotado (febrero y marzo) será un momento histórico y desafiante en términos de autodeterminación, al no estar sujeto al restrictivo D.S 66 ni ser tutelado por el Estado en sentido paternalista.
La legitimidad de este proceso participativo, sin embargo, también se jugará en la capacidad que tenga la Convención de comunicar a la ciudadanía la incorporación y traducción de sus demandas en tecnicismos normativos. Ello abre un reto mayor en torno a educación cívica y popular constituyente, que es la última etapa contemplada, y donde será determinante, para facilitar el proceso, el apoyo y capacidad que demuestre el gobierno entrante.
Existirán múltiples dificultades, propias de ensayar por primera vez en nuestra democracia, y contra el tiempo, una verdadera conversación entre iguales. El éxito de los mecanismos de participación popular será esencial para enfrentar los obstáculos que se presenten, acercando el proceso constituyente a las personas más allá de la consigna y el titular, y reforzando su legitimidad de cara al plebiscito de salida.