Opinión

40 años de VIH

El VIH ha ido siempre por delante del sistema inmunitario. Es un virus que muta mucho, y ese es el principal obstáculo para conseguir una vacuna.

Por: Diario Concepción 03 de Diciembre 2021
Fotografía: Cedida

Daniela Toro
Viróloga

En el Día Mundial de la Lucha contra el VIH recordamos una dolencia que lleva cuarenta años entre nosotros y que ha matado a 40 millones de personas desde 1981. En la actualidad más de 10 millones siguen sin recibir tratamiento en África, Asia y Latinoamérica; hay cada año un millón y medio de nuevos seropositivos y fallecen otros 800.000. Y sin embargo el VIH parece algo del pasado; ya no es un tema de conversación ni causa alarma, pero sigue matando. Se ha perdido miedo y como ya no te mueres de esto, muchos llegan tarde. Recién hoy estamos descubriendo las secuelas que genera, por ejemplo, en el cerebro.

Se ha observado que alrededor del 30% de los pacientes son propensos a desarrollar trastornos neurodegenerativos asociados. Las terapias disminuyen la carga viral en la sangre, pero no en el sistema nervioso. La mayoría de los medicamentos, no son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, entonces el virus puede seguir generando partículas virales y eso produce una inflamación y daño de neuronas, generando trastornos como algunos tipos de demencia.

Desde 1996 hay una nueva generación de antirretrovirales más eficaces. Sin embargo, el VIH ha ido siempre por delante del sistema inmunitario. Es un virus que muta mucho, y ese es el principal obstáculo para conseguir una vacuna. Es el virus que más muta, tanto que hoy, 40 años después, es completamente distinto al de 1981. De ahí la serie sucesiva de fracasos para inmunizar al género humano.

¿Cómo acabamos con la pandemia? Estamos obligados a diagnosticar precozmente el 95% de los casos, tratarlos y que sigan el tratamiento para presentar una carga viral indetectable. Esa es la hoja de ruta para 2030 según Onusida, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, creado en 1994. Los seropositivos anónimos se han convertido en bombas víricas que, sin saberlo, están extendiendo la pandemia y frenando su erradicación. Es un riesgo que no percibe la sociedad. Pero está ahí. Cuanto más tarde lo detecten, cuanta más carga viral tengas, más estresado estará tu sistema inmunitario y más daño tiene tu organismo. Hay que esparcir este conocimiento y «viralizarlo» para que se entienda. No sacamos nada con vivir más si la calidad de vida no va a ser buena.

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