Opinión

56 Años del mural Presencia de América Latina de la Pinacoteca

Por: Diario Concepción 14 de Septiembre 2021
Fotografía: Rodrigo Piraces

Rodrigo Piracés G.
Director de Extensión y Pinacoteca
Universidad de Concepción

El primer impacto que determina el acto de estar frente al mural “Presencia de América Latina” va más allá de la emoción estética frente a una obra colosal y hace válida la pregunta sobre qué es lo que hace “presente” esta presencia, que tiene antecedentes históricos que dan densidad y relevancia a esta obra del artista mexicano Jorge González Camarena.

En primera instancia hay que poner en contexto la gesta solidaria que el Estado mexicano desarrolló en Chile después del devastador terremoto de 1960, el movimiento telúrico más grande registrado en el mundo.

La intención de colaborar en la reconstrucción estuvo primeramente destinada a realizar el mural en la Universidad Austral de Valdivia, donde se rechazó por parte de una sociedad muy conservadora, la incomodidad de un arte comprometido y político no estaba en la consideración de aquel mundo académico.

Esta coyuntura permitió que las buenas intenciones mexicanas llegaran a la Universidad de Concepción.

En esos años (1963) la Universidad de Concepción ya poseía una importante colección de obras que exigían la necesidad de tener un espacio de exposición y resguardo; así fue como Tole Peralta planteó la idea de construir la Casa del Arte, en la ex escuela dental, quemada como consecuencia del terremoto de 1960, idea que fue apoyada por los benefactores mexicanos. La finalización de las obras de construcción consideraban la ejecución del mural que González Camarena junto al equipo de cinco artistas, los mexicanos Manuel Guillén, Salvador Almaraz, Javier Arévalo y los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito realizarían a partir de 1964.

Si el primer antecedente de la idea de un mural mexicano en un espacio universitario fue rechazada, es claramente porque esta corriente de las artes siempre se plantea desde una posición. No existe esa pasividad contemplativa que muchas veces es sepultada en el ornamento decorativo.

El muralismo mexicano nace como el reconocimiento autónomo de una identidad propia, que es crítica y lúcida en su condición oprimida. Entonces esta dimensión política del muralismo es la que también atañe al mural “Presencia de América Latina” de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción.

Como todo mural este se despliega en un relato, en este caso americanista, que exalta la herencia primigenia de las civilizaciones originarias. Esta herencia de riqueza inabarcable dialoga visualmente con la intervención europea, donde la “pareja primordial”, como decía González Camarena, se presenta en su verdad más extrema. La desnudez de la mujer indígena nos indica la pureza original que nos deja ver incluso su estructura ósea interna. Transparencia y gracia en contraste con la presencia masculina que exhibe su coraza bélica, empuñando en primer plano la espada que será un símbolo importante en la composición.

Este simple análisis nos permite ver desde un ángulo intencionado, donde la posición de González Camarena delata la proposición política de su mirada.

Aún más evidente si observamos las banderas unidas y continuas que representan las naciones latinoamericanas que recorren unificando el relato visual que se desarrolla, a continuación de la bandera cubana una en blanco es señalada solo cuantitativamente, ya que el mismo González Camarena comentó que no merecía ser pintada, este comentario es deducible de la relación de cercanía de Puerto Rico con Estados Unidos en el periodo de la guerra fría . Así es como González Camarena indica su posición, su punto de vista, su opinión que lo distingue y hace actual esa presencia, la de América Latina.

 

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