Opinión

Ciudades: Nuevos actores mundiales del siglo XXI

Podemos observar cómo surgen nuevas voces y nuevos líderes no sólo para transmitir la protesta cuando esta parece no ser escuchada.

Por: Diario Concepción 18 de Enero 2020
Fotografía: Cedida

Dr. David Mataix
Integrante Programa de Estudios Europeos

Sin dudas, en 2019, el mundo cambió. Las numerosas formas de contestación, en todo el mundo y en muchos niveles, parecen mostrar que, en todas partes, la potencia pública está cada vez más impugnada y la autoridad no parece tan fuerte como siempre lo ha sido. Desobediencia civil, violencia, bloqueos, manifestaciones de nuevos géneros, movilización ciudadana masiva… la contestación en 2019 tomó nuevas formas, expresó nuevas demandas y exacerbó el sentimiento hacia las élites y los líderes gubernamentales de todo el mundo.

Esta disputa de políticas nacionales no se manifiesta sólo en las calles, sino también en el nacimiento de una nueva forma de oposición a los gobiernos por la nueva postura de ciudades -las grandes megalópolis del mundo que, de ahora en adelante, sin apartarse del estricto marco de sus competencias, logran tomar las decisiones que los Estados se niegan a tomar e intentan responder de forma más eficiente a las demandas ciudadanas.

Lo vimos en dos ocasiones a fines de 2019: cuando las principales ciudades del mundo decidieron asociarse para luchar contra el calentamiento global. Así, muchas ciudades de Estados Unidos y Brasil decidieron unirse a esta alianza mundial (la C40) para responder a la emergencia climática que los líderes de sus países, climático escépticos, se niegan a reconocer. También lo vimos en Europa, a fines de diciembre, cuando las ciudades de Varsovia, Budapest, Praga y Bratislava, capitales de países gobernados hoy por ultraconservadores, decidieron crear una “unión de las ciudades libres” para oponerse a las políticas populistas de sus gobiernos. De este modo, estas ciudades podrán defender los valores europeos (humanistas y progresistas) al interior de esos países en los que las libertades parecen disminuir cada día. También se convertirán pronto en transmisores de la voz de Europa, que se podrá escuchar al lado o en contra de las voces oficiales gubernamentales.

Estos dos ejemplos muestran cómo cambiaron las cosas en 2019. La protesta ahora no está sólo en las calles y, con este ejemplo de las ciudades, podemos observar cómo las democracias hoy están buscando respuestas a las demandas ciudadanas en el marco mismo de sus instituciones. Podemos observar cómo surgen nuevas voces y nuevos líderes no sólo para transmitir la protesta cuando esta parece no ser escuchada por los dirigentes, sino también como posible y legítima fuerza de solución para los desafíos de hoy.

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