La declaración de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas considera la promoción de la paz como requisito fundamental para el pleno disfrute de todos los derechos humanos por todas las personas. El Papa Juan XXIII, en su encíclica pacem in terris, expresó: “la Paz ha de estar fundada sobre la verdad, construida con las normas de la justicia, vivificada e integrada por la caridad y realizada, en fin, con la libertad”
En el resumen de interminables reflexiones, se rescata que para construir la paz es preciso que desaparezcan primero todas las causas de discordia entre los hombres, que son las que engendran los odios y los enfrentamientos; entre estas causas deben desaparecer principalmente las injusticias. No pocas de éstas tienen su origen en las excesivas desigualdades económicas y también en la lentitud con que se aplican los remedios necesarios para corregirlas. Otras injusticias provienen de la ambición de dominio, del desprecio a las personas, o, en sus causas más profundas, la envidia, la desconfianza, el orgullo o la violencia.
Cada uno de nosotros tiene una valoración de los hechos asociados al 11 de Septiembre. La simple capacidad de poder escribir libremente sobre esa fecha y abrir el espacio para la discusión de los hechos acaecidos en esa época, da cuenta de lo que se ha podido avanzar sobre esta situación en la cual todos los chilenos nos sentimos involucrados. Aun así, el proceso de llegar a mirar la historia con ecuanimidad no ha llegado, llegará con la historia futura, un momento en el cual otra generación pueda mirar el pasado más con la mente que con el corazón.
PROCOPIO