Opinión

Diada catalana

Para un sector, la unidad civil catalana se rompió con el “procés” independentista, convirtiendo esta fiesta en un reflejo de la división ciudadana.

Por: Diario Concepción 11 de Septiembre 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magister Filosofía Mora

Hoy se celebra en Catalunya la “Diada”. Es otra de las tantas conmemoraciones que se desarrollan el once de septiembre. Todas las que subrayan el valor de la solidaridad y la fuerza colectiva que aunque se vean derrotadas constituyen una alternativa a quienes se visten de héroes ególatras que se dicen llamados por la voz del pueblo y que no viven más que para acaparar medallas que no merecen y se perpetúan en el ejercicio de sus funciones expandiendo la incultura, el sufrimiento, la persecución de los que piensan diferente, repartiendo injusticia y quitándole la vida a todos los que constituyen una amenaza, disfrazando de memoria a la más repugnante propaganda de un mero caudillismo bananero que muchos aplaudieron y que hoy siguen celebrando, pese a la sangre derramada por miles de compatriotas.

Para un sector, la unidad civil catalana se rompió con el “procés” independentista, convirtiendo esta fiesta en un reflejo de la división ciudadana, ya que hay quienes dicen que sólo se ha pretendido exaltar a los separatistas en lugar de reconocer la pluralidad de posiciones y matices que se tiene respecto de la relación que debe mantenerse con España. Lo que sí está claro es que hay un malestar generalizado que no ha sido abordado exitosamente por el gobierno central, a quienes se les critica por pensar que el mundo se acaba en sus narices (¿les parece conocida la historia?)

Todos esperan expectantes la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo Español en relación al juicio oral desarrollado durante cuatro meses contra los líderes secesionistas catalanes, ya que se anuncia que en caso de condena podrían desencadenarse nuevas jornadas de “desobediencia civil”. En los balcones de Barcelona y Tarragona se pueden ver ondeando las banderas catalanas junto con la demanda de “llibertat presos politics” en alusión a los que fueron acusados y juzgados en Madrid. Abundan los lazos amarillos que simbolizan estas posiciones nacionalistas

El peso político de la sentencia que deberá emitir el Poder judicial tensiona a este órgano autónomo del Estado sobre el que finalmente ha tenido que recaer el peso de hacerse cargo de determinar las responsabilidades penales aplicables al caso en concreto, pero que además parece pedírsele algo que le corresponde asumir a quienes viven de la actividad política: la solución del conflicto.

Según otros analistas, el movimiento está desgastado y lo que se pretende es evitar que los convencidos se desmovilicen centrando el proselitismo en la falta de imparcialidad de los jueces y la farandulización del juicio seguido contra los referentes catalanes.

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