Opinión

Cuando te preguntan si viste jugar al “Mumo”

Se cumplieron 24 años desde el suicidio de Raimundo Tupper, la muerte de un deportista chileno que más ha marcado a nuestra sociedad. Un tipo que, a su modo, fue contestatario y nos hizo entender que la depresión debe tomarse en serio.

Por: Paulo Inostroza 22 de Julio 2019
Fotografía: La Tercera

No tengo buena memoria, pero recuerdo exactamente qué estaba haciendo cuando murieron Michael Jackson, Pinochet y el “Mumo” Tupper. Por impacto. Yo tenía 14 años cuando fui a comprar donde el “Rupe” y todos estaban pegados a la tele. “¿Tupper? ¡No puede ser Tupper!”Una señora decía que era tan lindo, otra comentaba que cómo se iba a suicidar si parece que lo tenía todo. Él, su vida, todo era perfecto.

A veces los cabros más jóvenes me preguntan si era tan bueno en la cancha. Y siendo sincero, no es uno de los 10, 20 ni 30 mejores jugadores que ha tenido la Católica. No, Raimundo marcó a la gente por otras cosas. Era un tipo culto, leía a García Márquez y Rimbaud, el único futbolista en una familia de carreras tradicionales, de esas donde se gana mucha plata y gente de iglesia. Hablaba de política, votó por el No cuando la dirigencia de la UC le exigió al plantel apoyar al Sí. Su papá era de derecha, le hizo campaña a Lavín.

Todos lo querían, era seleccionado chileno y, sin embargo, Tupper no era feliz. Era sensible, sufría de depresión en tiempos donde nadie pedía ni licencia médica por algo así. No se hablaba de estrés. La depresión no era tomada en serio, parecía algo que “en cualquier momento se te va a pasar”.

Sus compañeros aseguran que notaban algo raro, que pudieron hacer algo más. Tenía confidentes, amigos, pero contaba solo lo justo. Jugó 193 partidos en la UC, tenía solo 26 años, fue subcampeón de América. Pero no era feliz. Y un 20 de julio de 1995, en Costa Rica, decidió lanzarse desde un edificio. “¿Pero si lo tenía todo?”, decían en el almacén. Y tal vez, nosotros también. ¿Qué es eso de tenerlo todo? ¿Se puede? No se sentía conforme con su vida, estaba enfermo, quería aportar algo más que jugar a la pelota. El “Mumo” era distinto. Demasiado.

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