Opinión

El kilo ha dejado de ser lo que era

Por: En el Tintero 24 de Mayo 2019

Durante 130 años, un kilo correspondía al peso de un cilindro fabricado de una aleación de platino e iridio denominado “Gran K”, cuyo original se conserva desde 1889 en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (Bipm, por sus siglas en francés) en Sevres, a pocos kilómetros al oeste de París, como la definición oficial de un kilogramo, la unidad básica de masa aceptada internacionalmente.

Hasta ahí íbamos bien, ha ocurrido un cambio a partir del recién pasado 20 de mayo del presente año, cuando, coincidiendo con el Día Internacional de la Metrología, por primera vez todas las unidades básicas de medición pasan a ser oficialmente definidas en términos de propiedades atómicas y constantes de la física fundamental, en lugar de por objetos, como el kilo de metal, una decisión que los científicos consideraron indispensable, al constatar que la masa del prototipo había variado, de forma muy ligera, en comparación con otras seis copias realizadas a finales del siglo XIX de este mismo cilindro.

El kilogramo se derivará a partir de la constante de Planck, una constante fundamental de la física cuántica. Puede parecer exagerado tomarse tamaña molestia, pero la variación del peso de la “Gran K”, despreciable para el común de los mortales, es un problema para la ciencia y la industria en una era de lo increíblemente minúsculo, sobre todo, gracias al desarrollo de la tecnología cuántica.

A estas alturas del juego, resulta más difícil para el ciudadano de a pie, saber cuánto pesa, o cuánto pesa lo que compra, a menos que le dé un muy interesado repaso a sus apuntes de física. Por otra parte, se abre, en aras de la ciencia, una duda razonable al momento de comprar papas.

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