Opinión

La vieja aristocracia caballuna

Por: Procopio 18 de Enero 2019

Tras dos siglos de experimentación con sus propios caballos, los criadores británicos recurrieron a viajeros ingleses, habían conocido en sus viajes al oriente, entre los siglos XVII y XVIII, los célebres caballos árabes. Cruzándolos con yeguas británicas, se inicia la estirpe de los pura sangre ingleses, de la que procede la rama del legendario Eclipse.

En un escenario de caballos estupendos, tal vez la estrella absoluta sea éste último, que nació en 1764, en la cuadra del duque de Cumberland, durante un eclipse de sol, razón de su nombre. Su propietario tuvo problemas con el indómito potrillo, por lo que se encargó su doma a un famoso preparador irlandés que logró convertirlo en un ganador invencible.

Curiosamente, tan rápido caballo estuvo a punto de acabar con el negocio en el hipódromo, ya que nadie apostaba por sus contrincantes. Incluso, algunos pensaron en acabar con aquel proyectil de alto rendimiento, con un corazón de gran tamaño y en unos pulmones superdotados.

Tras ganar todas las carreras en las que participó y abrumado por las amenazas de los malos perdedores, su propietario lo asignó a tareas de semental, Eclipse pudo transmitir a su numerosa prole su fuerte temperamento, una gran energía física y mental, muchos opinaban que algunos ejemplares eran en aptos únicamente para jinetes muy especializados, no para cualquier jinete con ínfulas.

No es un asunto fácil tener uno de estos animalitos, cuestan un ojo de la cara, hay falsificaciones, las que pueden detectarse porque característicamente tienen salida de caballo inglés y carrera de burro.

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