Opinión

Es verdad que los bueyes no hablan

Por: Procopio 03 de Mayo 2018

En los tiempos que éramos felices e indocumentados, la expresión res non verba, podía significar que el ganado no hablaba, mugía, puede ser, pero no conversaban como los estupendos seres humanos. La pérdida de la inocencia aparece cuando nos damos por enterados de la riqueza del latín, esa era la clave para dejar a los bueyes en paz y traducir; res; cosas, hechos, más un adverbio negativo; non y verba; las palabras, literalmente significa hechos y no palabras, aunque el sentido sea más bien acciones, en vez de discursos.

Una locución latina que parece ser incomprendida, no hay severos senadores de la vieja república romana para recordar al entusiasta político viviendo en un mundo de deseos, sueños y fantasías, sistemáticamente alejado de la realidad, que más le valiera cerrar la boca y ponerse a trabajar, hacer algo y después, si no lo puede remediar, contar cómo lo había hecho.

Tendría mucho sentido que esta regla de impecable lógica fuera de universal aplicación, pero el punto es que ya se ha sabido que las palabras pueden dar, bien usadas, suculentos beneficios, aunque no pase nada en concreto, aquellos que mediante el lenguaje fabrican realidades imposibles, pero que por lo atractivas que son todos quisieran que fueran realidad, antiguo truco de estafadores, contadores del cuento del tío y vendedores de humo.

En vista del éxito, la técnica ha subido a niveles más exigentes, con las modificaciones propias de la cultura y los buenos modos de la gente educada, el res non verba ha encontrado una nueva forma de ser olvidado. La palabras pueden conseguir cosas, basta con tener la astucia suficiente para encontrar un buen auditorio. La técnica tiene un nuevo nombre, puede ser postverdad, en cualquier caso, de mortífera eficacia. 

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