Opinión

Vemos caras, pero no corazones

Por: Procopio 16 de Marzo 2018

Cuando se les presentan una serie de imágenes con rostros humanos, muchas personas pueden distinguir las emociones asociadas con las diferentes expresiones faciales. Sin embargo, ha habido mucho debate en los últimos años sobre cómo podemos distinguir estas diferentes emociones de la expresión facial y si estas expresiones faciales se vinculan necesariamente a la emoción o si , simplemente, así parece.

Aún más, investigaciones recientes han expuesto que puede haber categorías de emociones más discernibles de lo que originalmente se concibió para ser visto a través de expresiones faciales. Hasta hace poco, los científicos creían que había seis categorías básicas de emoción, incluida la felicidad, la sorpresa, la ira, la tristeza, el miedo y el disgusto. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que hay muchas más categorías que abarcan las emociones humanas, se trata de emociones compuestas, bastante convenientes y operativas en un mundo complejo como el que vivimos.

Estas nuevas emociones  incluyen una emoción básica, algo así como una categoría subordinada, lo que resulta en otras, tales como felizmente disgustado, tristemente temeroso y sorprendido con enojo, etc. Estos hallazgos resultan muy significativos porque abren nuevas posibilidades de comunicación y también un nuevo campo de investigación sobre cómo procesamos las emociones. Potencialmente útil en el territorio de los trastornos psiquiátricos, además de implicaciones tecnológicas, como la mejora de los sistemas de interacción hombre-computadora, con éstas últimas ya preparadas para reconocer rostros.

La investigación faltante es aquella que permita revelar lo que sienten los mentirosos inmutables y los expertos en carapalismo, de inquietante abundancia.

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