Opinión

Indicadores que se hace urgente cambiar

Por: Diario Concepción 31 de Julio 2017

Igor Cigarroa
Kinesiólogo, docente U. Santo Tomás Los Ángeles

En las últimas décadas, Chile ha sufrido un gran cambio demográfico y epidemiológico, que ha provocado un envejecimiento de la población y cambios en su perfil nutricional. Las familias han reemplazado las comidas caseras por las “rápidas” y de alimentos con alta concentración calórica, grasas saturadas y azúcares.

Según los resultados de la Encuesta Nacional de consumo alimentario (Enca) el 95% de la población chilena no tiene una alimentación saludable. Además, cerca del 80% de la población no realiza actividad física regularmente, lo cual queda muy lejano del tiempo mínimo de 60 minutos diarios recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para niños de 5-17 años y de 150 minutos semanales para la población de 18-64 años.

Con todos estos antecedentes, se cree que la población chilena es esencialmente sedentaria, que ha aumentado a través de los años la prevalencia de malnutrición por exceso (sobrepeso y obesidad) y las enfermedades crónicas no transmisibles.

En particular, la población adolescente (15-24 años) tiene altos niveles de malnutrición por exceso (37,8% de los cuales 26,9% tienen sobrepeso y 10,9% obesidad), provocados principalmente por estilos de vida insanos.

De acuerdo a la encuesta nacional de actividad física y deporte del 2010, el 74,2% de los jóvenes se declara sedentario, y según la Enca los jóvenes son el grupo etario con mayor consumo de alimentos azucarados (principalmente por consumo de bebidas gaseosas).

Todos estos factores están generando una población adolescente con un gran desbalance energético y cada vez menos saludable, con mayor posibilidad de convertirse en adultos obesos, con alta presencia de factores de riesgo metabólicos, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina.

Además, la obesidad y factores de riesgo metabólico se han asociado a un bajo nivel de actividad física, un bajo rendimiento cognitivo y a un aumento de problemas psicológicos, incluyendo sintomatología depresiva o ansiedad. Aun cuando no se tiene certeza si estas asociaciones se repiten de igual forma en personas con síndrome metabólico.

En la actualidad, existe bastante evidencia que asocia negativamente la obesidad y factores de riesgo metabólicos con baja condición física, déficit en las funciones cognitivas y aumento de psicopatologías. Por otra parte, hay pruebas que apoyan la idea que el ejercicio regular reduce el peso, normaliza el perfil metabólico, así como también mejora las funciones cerebrales y el rendimiento cognitivo, lo cual podría afectar positivamente al rendimiento académico.

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