Opinión

Opinión: "Re-citando la muerte", por Nicolás Saá

Por: Diario Concepción 29 de Noviembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-875.jpg

Nicolás Saá Muñoz
Médico y académico 
Facultad de Medicina Ucsc.

El notable escritor y biógrafo austriaco Stefan Zweig  al hablar sobre la muerte nos dice: “No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre”. Hecho patente (y natural), que permite la idea de lo sagrado en la vida. 

Pensar la muerte  es pensar la vida, como lo refiere también el prolífico calígrafo, novelista, traductor y poeta chino Francois Cheng. Y pudiera dar mil citas más sobre el morir. Algo común en el pensar de poetas, filósofos, teólogos, etc.

Pero ¿cómo se piensa, cómo se toma la muerte hoy en la sociedad? ¿Es algo connatural a nuestras vidas? ¿O hemos perdido su sentido? ¿La escondemos? ¿La hemos desnaturalizado? ¿La hemos medicalizado en exceso?

Como en la escuela no se enseña cómo vivir, menos se enseña cómo lidiar con la muerte, hecho inexorable en el tránsito de nuestras vidas. ¿Y a nuestros pacientes? En aquel paciente que padece una enfermedad que truncará su vida, ¿le enseñamos como recibir, como moldear su vida a este hecho? 

Muchos de nuestros pacientes ante la noticia de un pronóstico sombrío en su enfermedad hacen el cambio de paradigma, un viaje inverso en el algoritmo, enseñan al agente de salud cómo tener un buen morir. 

He visto en muchos pacientes hospitalizados una especie de epifanía, una sabiduría ante la muerte, aceptando este viaje transitorio que es la vida terrena, enseñándome que el cientifismo es insuficiente para explicar la realidad, no siendo sólo este material válido para acceder a la verdad.

La espiritualidad es fundamental y debe propiciarse en los centros hospitalarios, debe impregnar salas de hospitales. ¿Para qué? Para darle sentido a nuestras vidas, ya no como eslogan, sino como desesperada necesidad, urgente respuesta (o atisbo de ella) ante el abismo de lo desconocido que es la muerte, propia, mía, de mi cuerpo, de mi personalidad. La materialidad perece, ¿qué quedará después de mi muerte? 

El hombre es un ser necesitado de sentido, en un ser que no necesita ser arrojado al absurdo cientificista de los hechos. En esto la ciencia, diciéndolo en forma coloquial, queda corta ante el misterio que es la muerte. 

Para Cristina Gladys Ávila Soto. 
Q. E. P. D.

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