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Las células yihadistas llevan su guerra a Europa

Por: La Tercera 25 de Mayo 2017
Fotografía: La Tercera

El atacante del Arena Manchester estuvo en Libia y posiblemente en Siria. Además sería parte de una célula terrorista, a diferencia de los lobos solitarios de Niza y Berlín. Las autoridades arrestaron a su familia.

Dos días después de que el terrorismo volviera a las calles de Manchester, con la explosión de un suicida en el Arena de la ciudad del noroeste de Inglaterra, dejando 22 muertos y 59 heridos, se reveló que el atacante, Salman Abedi, había viajado a Libia, que vive una guerra civil con presencia del Estado Islámico, poniendo sobre el debate el fantasma que por meses ha preocupado a la inteligencia de Europa: el regreso de los yihadistas a sus respectivos países.

La policía reconoció que se encontraban investigando a una “célula” terrorista y que el atentado en Manchester no fue perpetrado por un lobo solitario, como el caso de los ataques en Niza o Berlín. Este miércoles se comenzó a estrechar el cerco en torno a los que habrían trabajado con el atacante, con el arresto de siete personas. Entre ellas figura su hermano, Hachem, que nació en 1997 en Manches y que fue arrestado en Trípoli, Libia. Supuestamente habría estado al tanto de los planes de Salman. Posteriormente, se informó que también se había arrestado al padre de los jóvenes, el libio Ramadan Abedi. El hermano mayor, Ismail, fue detenido el martes en Manchester.

Según un cercano a la familia, parte de la cual vive en Manchester, Abedi se encontraba en Libia y viajó a Reino Unido cuatro días antes del atentado, la noche del lunes. “Su padre quería que su hijo se quedara en Libia. Pero Salman insistió en regresar Manchester”, dijo a la agencia France Presse. A su vez, el Ministerio del Interior francés dijo este miércoles que Abedi también estuvo en Siria.

El diario The Guardian sostiene que los libios en Manchester estuvieron advirtiendo por años que había reclutadores de terrorismo operando libremente en la ciudad. “Manchester tiene la mayor comunidad de libios en Reino Unido y ellos saben lo que ocurre, hay una política de reclutamiento”, dijo al periódico, Salah Suhbi, un parlamentario libio que creció en Sheffield.

Una de las características del Estado Islámico ha sido que en sus filas figuran combatientes de distintos países, incluyendo muchos europeos. Así, en abril de 2015 Naciones Unidas estimaba que al menos 22 mil personas de 100 países se habían unido a la yihad en Siria e Irak, incluyendo a 4.000 de Europa occidental. Ya en 2013, el experto en terrorismo Thomas Hegghammer sugirió en un seminario realizado en la Cámara de los Comunes, que la guerra en “Siria prolongará el problema del terrorismo yihadista en Europa durante 20 años”, estimando que un “ataque por un combatiente extranjero retornado” era casi “inevitable”.

En ese sentido, Reino Unido tenía razones por las que preocuparse. Según el Guardian, más de 850 británicos han viajado para luchar por el Estado Islámico y otros grupos yihadistas en Siria e Irak, de los cuales la mitad ha retornado al país. La lista de vigilancia del MI5 a personas de interés ha aumentado a cerca de 3.000, entre los que se incluyen quienes han vuelto de Siria. Estos últimos son evaluados y colocados en varias categorías, que varían desde alto riesgo a bajo. Aunque el presupuesto ha aumentado en las tres agencias de inteligencia sólo existen recursos para mantener la vigilancia a un número limitado de personas.

Mientras, la fricción entre la inteligencia estadounidense y las autoridades británicas se acrecentó este miércoles luego que The New York Times revelara una serie de fotografías de los restos de la bomba, que pertenecen a la evidencia forense recopilada por la policía británica. Esto, pese a que la ministra del Interior, Amber Rudd, había manifestado horas antes su irritación con Estados Unidos, advirtiendo que esperaba que las filtraciones se detuvieran.

Las imágenes divulgadas por el diario muestran que Abedi parecía haber llevado un poderoso explosivo en un contenedor de metal liviano, que fue escondido en un chaleco negro o en una mochila azul. También hay fotografías de lo que aparentemente sería el detonador que el atacante habría tenido en su mano izquierda. Esto sugiere que el aparato fue fabricado con premeditación y cuidado. Además, las esquirlas penetraron las puertas de metal del Arena. La evidencia también mostró que los muertos se encontraban alrededor del atacante, cuyo torso fue lanzado fuera del anillo letal hasta la entrada del arena producto de la explosión. Por eso, se piensa que hubo un cargador de alta velocidad y que lo más probable es que el explosivo se encontrara en la mochila.

Como parte de la Operación Temperer que el gobierno británico aplicó tras los atentados, el Ejército se desplegó en distintos sectores de Londres, como la sede del gobierno y el Parlamento.

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