Editorial

Tragedias griegas

Por: Diario Concepción 07 de Julio 2016

Los griegos se encargaron, primero que nadie, de contar la historia humana; la tragedia griega, encargados de abrirnos los ojos al lado oscuro de la existencia, a la fuerza de lo irracional- con ejemplos al alcance de la mano para sus contemporáneos que no habían sabido de una generación en paz- a la certeza de la muerte, a la fuerza del destino. Esta frase es de Esquilo, al final de Antígona, la protagonista que da nombre a la obra, proclama: "en cuanto suceda ahora y cuanto acontecerá en el futuro, lo mismo para lo que sucedió anteriormente, esta ley prevalecerá: que nada extraordinario ocurre en la vida de los mortales que esté separado de la desdicha".

Cuando se trata de enfatizar una desgracia utilizando la analogía de la tragedia griega, cuando un estudiante que no vacila en comparar los resultados de sus últimas evaluaciones como una de esas tragedias, se cambiaría de opinión si se pudiera asistir a la representación original de una obra exitosa, en un teatro al aire libre.

Para empezar, nos sabríamos la historia al dedillo, todos conoceríamos el final, pero igual, como los melómanos que van al concierto conociendo la música que van a escuchar nota por nota, iríamos, como los griegos, los atenienses más bien, a sufrir según la calidad de los actores, a gritar, llorar, insultar y hacernos parte de lo que sucede en el escenario, comportarnos como los griegos de la época, como brasileños en su carnaval; desmesuradamente. Flores y abrazos si todo sale bien, pedradas e insultos en caso contrario. Contrario a lo que se piensa, la verdadera tragedia griega no estaba sobre el escenario, sino en el ámbito del respetable público. Las cosas no han cambiado demasiado.

 

PROCOPIO

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