Auxilia a las familias, pero preocupa el excesivo gasto fiscal, la presión inflacionaria y menor motivación al trabajo por entrega de bonos, todo lo cual atenta en contra del mercado laboral y la propia reativación económica.
La pandemia ha sido dinámica por lo que las ayudas también lo han tenido que ser. De esta forma, desde el primer Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), a este último denominado Universal se han sumado varias diferencias.
Recordar que ya a abril de este año se implementó el llamado IFE Ampliado que ha beneficiado a 1 millón 200 mil personas en Biobío. Y con este último Universal se llegará a casi 1 millón 400 mil habitantes, auxiliando esta vez a todas aquellas personas que cuentan con el 90% del Registro Social de Hogares (RSH), en forma automática para quienes ya lo han recibido. Si es beneficiario por primera vez, hay plazo hasta el 15 de junio para inscribirse en www.ingresodeemergencia.cl
Para quienes estén entre el 91% y el 100% del RSH, sí recibirán el beneficio siempre y cuando el ingreso familiar mensual sea inferior a los $800.000 por integrante.
Esto, en cálculos del Gobienro, implicarán aportes para 15 millones de personas.
Se entregará por junio, julio y agosto, y la Ley incorporó la posibilidad de acceder al 50% de la ayuda a septiembre.
El seremi de Desarrollo Social y Familia, Alberto Moraga, destacó en cuánto al monto que “nunca antes una ayuda social ha estado por sobre la línea de la pobreza en todos sus parámetros, y este IFE lo hace holgadamente. Es una ayuda que complementa el ingreso familiar, porque las personas estén o no trabajando, el único requisito es estar en el Registro Social de Hogares. Entonces, si una familia de 4 estaba recibiendo $500 mil en su casa, hoy, con este nuevo IFE, recibirá otros $500 mil por parte del Estado. En una familia unipersonal serán $167.000, de dos personas $287.000 y de tres integrantes $400.000 y así sucesivamente”.
Para el académico de la Facea Ucsc, Andrés Ulloa, el IFE es una mala política pública porque no es focalizada, no distingue entre quienes sí necesitan la ayuda de los que no.
“Seguramente la deuda pública seguirá creciendo y el gasto fiscal superará el 45% del PIB, comprometiendo las condiciones crediticias del país y también a las generaciones futuras. Y no hay que olvidar los recursos que se deben tener para la reactivación. Es una medida populista, buena en lo político, pero malo económicamente. Después serán otras las autoridades, y quién va a responder por esto”.
Y con este mayor gasto aumentará la inflación, apuntó Ulloa, afectando a los más pobres. Y además, advirtió, no crecerá la fuerza de trabajo, porque “muchos prefieren bonos” que trabajar, ralentizando la reactivación.
Efectivamente, el costo total de este nuevo IFE se va a situar en torno a los 10 mil millones de dólares, lo que para el director de Ingeniería Comercial y Programas Advance FEN USS, Luis Felipe Slier, no es gratuita para ningún país, porque si bien va a servir para entregar ingresos a aquellas personas que no los tienen, también incentiva que las personas se queden en sus casas. “Debemos tener muy claro que la medida no es gratis, alguien paga y obviamente vamos a pagar todos los chilenos. Por plantear un ejemplo, podemos decir que este costo de 10 mil 342 millones de dólares equivale a construir 50 hospitales, es decir, lo que vamos a gastar en junio, julio, agosto y la mitad de septiembre va a significar 50 hospitales menos para nuestro país.
Por otra parte, debemos reconocer que será un alivio para las familias que lo están pasando muy mal, pero también va a poner presión sobre el alza de los precios que ya hemos visto en el mercado. Me preocupa la presión inflacionaria porque tenemos un aumento en el consumo interno muy marcado y eso necesariamente se va a ir traduciendo en el aumento sostenido del nivel de precios.