El gerente general de PacificBlu, Marcel Moenne, está preocupado por el destino de la empresa que ha surcado aguas turbulentas en medio del debate de la Ley de la Merluza. Son 800 las personas que están atentos a la oleada de opiniones, de sí es correcto conservar o no el arrastre para una firma que ya perdió la jibia, mediante otra normativa que tampoco estuvo eximida de tempestades.
La semana pasada, el visto nuevo de un nuevo indicativo que restringiría operaciones en las 30 millas marítimas, los está haciendo zozobrar. El peligro de hundirse para siempre es real . “No existe un Plan B. Tras lo ocurrido con la jibia nos quedamos única y exclusivamente con la posibilidad de capturar merluza común y desarrollar productos en base a este recurso. En ese sentido, en el caso de prosperar el proyecto de ley que en la práctica nos impide pescar merluza común la empresa está obligada a cerrar con todo el costo económico y social que eso significa para la Región del Biobío y en particular para comunas como Talcahuano”, advierte Moenne.
Y agrega: “Hay que ser muy claros, por más programas de apoyo que genere el Gobierno, nada reemplazará los ingresos permanentes y estables que tienen los más de 800 trabajadores que hoy conforman la empresa y para todo el personal de apoyo que nos presta servicios a través de pequeñas y medianas empresas tampoco existe alternativa. A todos nos están empujando a una situación de crisis”.
El alto ejecutivo opina que “desde que se presentó el proyecto de ley ha habido tres subsecretarios de pesca y con todos la experiencia ha sido muy distinta. La verdad es que hoy, recién, con la actual subsecretaria, vemos una preocupación del Ejecutivo por el tema y por tratar de conducir la agenda legislativa poniendo los temas técnicos sobre la mesa. Han sido tres años muy difíciles en el parlamento y el balance es negativo. Hasta ahora las leyes siguen avanzando sin existir ningún elemento técnico que justifique la prohibición de pesca industrial de merluza, al igual como ocurrió con la jibia y el sector en su conjunto vive tiempos de mucha incertidumbre”.
Sobre la postura del mundo artesanal, dice que “en este y otros temas están totalmente equivocados. Me quedo con el apoyo de los verdaderos pescadores artesanales merluceros de la Región y de otras zonas del país que saben que este es un mal proyecto porque no se está atacando el problema de fondo de la merluza común que es su pesca ilegal. También hay que destacar el aporte de académicos e investigadores que han sido parte del debate, pero lamentablemente no se les escucha lo suficiente. En el verano, de manera inédita, el Comité Científico de la Merluza Común hizo una declaración de rechazo al proyecto de eliminación de la pesca de arrastre que fue muy importante”.
Moenne insiste en que la pesca ilegal del recurso es el enemigo. “Es el causante de su sobreexplotación y bajos precios en su comercialización. Así está explícitamente reconocido en las actas públicas del Comité de Manejo y lo mismo planteó por unanimidad el Comité Científico donde participan los investigadores del Estado, expertos y académicos independientes”.
Es por eso que hizo un llamado. “Considero que es muy lamentable que empresas como PacificBlu, que han hecho en los últimos años un gran esfuerzo por consolidar un modelo sustentable en el largo plazo, puedan desaparecer por el gustito que algunos pretenden darse. Los científicos avalan que nuestro sistema de pesca es sustentable y uno de los más controlados y con mayores avances tecnológicos del mundo. Además, lo que producimos es 100% para consumo humano, hacemos productos de valor agregado y nuestros productos se venden en un 70 % en el mercado nacional. Si finalmente las mociones, sin ningún fundamento técnico nos obligan a cerrar creo que será el mayor de los contrasentidos que sólo acrecentará la desilusión de la población respecto a nuestras instituciones”.