Economía y Negocios

Ulrike Broschek: “Un 76% de la superficie chilena está afectada por sequía y suelo degradado”

La personera fue enfática al señalar que se debe hacer un cambio en la gestión del recurso, para que en la proyección se pueda asegurar el abastecimiento de agua de la mano de un trabajo multisectorial y bajo una nueva institucionalidad.

Por: Javier Ochoa 21 de Marzo 2021
Fotografía: ARCHIVO

La incertidumbre que genera la escasez de agua en Chile y la urgencia de actuar para alcanzar la seguridad hídrica, en 2016 se creó la iniciativa Escenarios Hídricos 2030, bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina.

Su propósito es alcanzar la seguridad y sustentabilidad hídrica para Chile al 2050.

El proceso está orientado a la elaboración de escenarios posibles y hojas de ruta con medidas, acciones y soluciones concretas, para que sean implementadas, dando inicio a lo que denominan Transición Hídrica.

Diario Concepción conversó con la líder de Escenarios Hídricos 2030 (EH2030), Ulrike Broschek sobre el diagnóstico y las eventuales soluciones respecto al abastecimiento futuro.

¿Cómo está Chile hoy respecto a disponibilidad de agua.

En Chile hoy estamos en una situación grave tanto de sequía como de escasez hídrica, entendiéndose la sequía como un fenómeno meteorológico y escasez como un desbalance a un largo plazo entre la oferta y demanda.

Cifras provenientes de distintas fuentes dan cuenta de la frágil situación del recurso hídrico en Chile: 76% de la superficie chilena está afectada por sequía, desertificación y suelo degradado (SudAustral Consulting SpA, 2016); la totalidad de los glaciares estudiados están en retroceso por el aumento de temperatura (DGA, 2011), mientras 110 acuíferos del país se encuentran actualmente con una demanda comprometida superior a su recarga (Ministerio del Interior, 2015). Según el último balance hídrico realizado por la DGA (2020), entre 13 y 37% han disminuido los últimos 30 años los caudales de agua superficial de las cuencas del Aconcagua, Maipo, Rapel, Mataquito y Maule. En este mismo estudio se proyecta un aumento de temperatura entre 1 y 2,5°C con una baja de precipitaciones que indica una reducción de hasta 50% entre el 2030 y 2060 en algunas zonas del país.

 ¿Cuáles son los escenarios hídricos que se manejan?

Escenarios Hídricos 2030 en su primera fase (2016-2019) desarrolló posibles escenarios hídricos a través de la metodología de prospectiva. Fue un proceso de co-construcción que se trabajó en 6 cuencas del país: Copiapó, Aconcagua, Maipo, Maule, Lebu y Baker. Sobre esa base fue posible proyectar 2 futuros posibles:

Escenario Tendencial: escenario futuro al 2030 y 2050 que considera un desenlace basado en la trayectoria y dinámica actual de gestión del recurso hídrico, sin una intervención adicional intencionada (conocido en inglés como escenario BAU “Business as usual”). En este, los sectores productivos continúan su desarrollo con un uso intensivo de agua, perdiendo competitividad por el incremento del costo del agua. Aumentan los conflictos entre sectores por la mayor competencia por el escaso recurso, dándose además una pérdida sistemática de ecosistemas críticos para sostener el ciclo hidrológico como lo son ríos, humedales, aguas subterráneas, turberas, entre otros.

Escenario Sustentable: escenario futuro que permite alcanzar la seguridad hídrica al 2050. Es el escenario futuro que estima un desenlace óptimo, producto de la implementación coordinada de una serie de medidas, acciones y soluciones hídricas multipropósito que sean acordadas por los actores de la cuenca y que logre dar seguridad hídrica para el desarrollo de todos los usuarios del agua, incluido el medio ambiente. En este escenario se impulsa la colaboración y asociatividad, priorizando usos de agua para la vida (derecho humano al agua y caudales ecológicos) y utilizando las cuencas hidrográficas como la unidad base para la gestión de intervenciones sobre el recurso hídrico.

¿Qué estrategias se están impulsando a nivel de Estado?

Se identifican diversas iniciativas a nivel de Estado. Sin embargo, la profundidad de la crisis hídrica que se vive en el país pone de manifiesto su falta de eficacia. Hasta ahora se cuenta con varios diagnósticos, políticas y planes que no han logrado trascender de una administración a otra para su debida implementación y seguimiento. La importante fragmentación de la institucionalidad donde se han identificado 43 instituciones de Estado con atribuciones para incidir sobre la gestión del recurso hídrico (Banco Mundial 2013) produce una falta de mirada y comprensión completa, sinérgica y común del problema. Esta falta de coordinación y liderazgo impide avanzar hacia el escenario sustentable planteado. Por ello se requiere avanzar decididamente y con sentido de urgencia en un plan profundo y muy serio buscando una transición hídrica y punto de inflexión que derive en miradas nuevas e innovadoras, en un trabajo colectivo multisectorial donde cada territorio y cuenca sea protagonista de dicha transformación.

¿Cuáles debieran ser las estrategias para enfrentar escasez del recurso?

A partir del trabajo realizado en la primera fase de Escenarios Hídricos 2030, donde se recogieron los principales problemas, así como también las diferentes visiones de futuro que tenían el conjunto de actores de los territorios, se propuso construir un camino hacia la Transición Hídrica, una estrategia basada en cuatro ejes fundamentales, los que nos permitirán pasar del estado actual (escenario tendencial) al deseado (escenario sustentable).

Primero está el eje de la, gestión e institucionalidad del agua, como el engranaje fundamental que moviliza y habilita soluciones en el corto, mediano y largo plazo. En segundo lugar, las tendencias y recomendaciones a nivel mundial sugieren que se deben tomar las medidas necesarias para proteger y conservar nuestros ecosistemas hídricos, dado que son la base fundamental para la vida y cualquier desarrollo posible. El tercer eje es la eficiencia y el uso estratégico del recurso, donde en contexto de sequía y escasez se hace indispensable optimizar y reducir el requerimiento de agua de los procesos productivos; se estima que el uso eficiente y responsable del agua, por parte de los sectores productivos intensivos en su consumo, podría reducir considerablemente la brecha actual y futura del vital recurso. El último eje es la migración e incorporación de nuevas fuentes de agua, donde los usuarios intensivos de agua se desacoplan de las fuentes de agua natural en la cuenca, dejándola disponible para otros usos vinculados a la conservación y mantención de procesos vitales; se introduce nueva agua fresca para mantener los procesos productivos, generando sinergias en los territorios e impulsando proyectos multipropósito.

Por ejemplo,  gestión e institucionalidad del agua, implementación de nueva institucionalidad de agua a nivel nacional y en cuencas, desarrollo de incentivos para la conservación y protección de ecosistemas hídricos, para el uso eficiente y sustentable del agua, entre otros.

Proteger y conservar nuestros ecosistemas hídricos, restauración de bosque nativo, protección y conservación de glaciares y acuíferos, restauración de riberas, ríos y humedales, infiltración natural de aguas, pavimentos permeables, plazas de agua, jardines de lluvia, entre otros.

Eficiencia y el uso estratégico del recurso, sistemas de riego eficiente, riego automatizado, riego de precisión, invernaderos verticales, cobertura de techos para retener humedad de cultivos, entre otros.

Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua, reúso de aguas servidas tratadas, recarga artificial de acuíferos, desalación con usos multipropósito.

¿Qué opina de proyectos que buscan trasladar agua desde el sur hacia el norte?

En primer lugar, es muy importante señalar que no existe una solución que por sí sola pueda resolver el problema hídrico estructural del país. Se requiere un espectro amplio de medidas implementadas en forma paralela según los cuatro ejes de la Transición Hídrica.

De acuerdo a la estrategia propuesta por EH2030, basada en los 4 ejes de la Transición Hídrica, existen otras medidas, acciones y soluciones que se deben evaluar antes de pensar en implementar soluciones de nuevas fuentes de agua. Es significativamente más costo eficiente para el país avanzar en mejorar la gestión e institucionalidad del agua, conservar ecosistemas, fomentar las soluciones basadas en la naturaleza y gestionar la demanda de agua aumentando la eficiencia en el uso del agua que invertir en grandes obras.

Dentro de las soluciones que EH2030 catastró, los sistemas de trasvase son proyectos de gran inversión, de largo plazo y tienen altas complejidades ambientales y sociales. En los proyectos presentados se identifican posibles impactos en los ecosistemas terrestres y acuáticos y la biodiversidad que sostiene cada una de ellas. Hay que tener en cuenta, además, que estos sistemas transportan altos volúmenes de agua desde los ríos del sur hacia el centro-norte de Chile, lo que modificaría los ciclos hidrológicos en ambas zonas. Los proyectos presentados suponen que se cuenta con excedentes de agua para extraer y transportar, sin embargo, la evidencia muestra que los efectos del cambio climático han afectado el sur de Chile, donde están las zonas más afectadas por sequía meteorológica en los últimos 15 años (Escenarios Hídricos, 2018).

¿ Cómo afecta el cambio climático a Chile respecto al recurso agua?

El World Resources Institute (WRI) en su ranking mundial de estrés hídrico presentado en 2019 ubica a Chile en el lugar 18 de los países del mundo con mayor estrés hídrico. Es una de las naciones con mayor probabilidad de enfrentar una disminución en el suministro de agua, debido a los efectos combinados del alza de las temperaturas en regiones críticas y los cambios en los patrones de precipitación.

Sin embargo, junto al nuevo escenario de cambio climático subyace un problema anterior y más estructural que evidencia que este proceso no es la principal causa de los problemas del agua en Chile: de acuerdo al análisis de los problemas y causas de las cuencas que trabajó EH2030 en su primera fase, se concluyó que el 44% de los problemas de brecha y riesgo hídrico en las cuencas se originan en fallas en la gestión del agua y su gobernanza, seguido por un 31% provocado por el crecimiento de actividades productivas y contaminación de las fuentes y, finalmente, un 17% asociado a causas eminentemente naturales como la disminución de precipitaciones, retroceso de glaciares y aumento de desastres naturales asociados al cambio climático.

¿Cuáles son los desafíos centrales?

Tanto la reforma al Código de Aguas como la construcción de una nueva Constitución son fundamentales ya que abren la oportunidad de introducir las modificaciones necesarias para adaptarnos al escenario nuevo y futuro de escasez hídrica que enfrentaremos como país y que se agudizará con la sequía que trae el Cambio Climático, ambos procesos que hace 40 años cuando se desarrollaron ambos instrumentos no se presentaban como ahora.

Es necesario contar con liderazgo y nueva institucionalidad de agua tanto a nivel nacional como cuencas hidrográficas, como ocurre en el caso de energía y medio ambiente que cuentan con sus ministerios respectivos. En Chile existe hoy un “marco institucional complejo”, donde 43 entidades se hacen cargo de 102 funciones para la gestión del agua. Debido a esta atomización importante en la gestión existe poca coordinación, no existiendo una bajada territorial importante, con una nula mirada sistémica que incorpore los diferentes usos y necesidades de los territorios.

Junto con lo anterior, es necesario que, junto con garantizar el derecho humano al agua, se garantice el agua para los ecosistemas, lo que permitirá sostener la vida y el desarrollo futuro. Un tema urgente e imprescindible es el desarrollo e implementación de acciones para proteger y conservar los ecosistemas, dado que cumplen funciones indispensables para la vida y el desarrollo; existe evidencia de que conservar los ecosistemas es mucho más barato que reemplazar artificialmente esas funciones. A nivel mundial ya se está comenzando a estimar preliminarmente estos costos lo que permite valorizar los impactos y beneficios de los ecosistemas naturales. Por mencionar un ejemplo, según estudios preliminares realizados en el estado de Florida, EE.UU., reemplazar la capacidad natural del conjunto de humedales de una cuenca para remover nitrógeno y fósforo (contaminación por nutrientes) costaría más de $257 millones de dólares anuales si se realizara con plantas de tratamiento de agua convencionales.

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