Chiguayantino tiene 6 años y ya ha corrido en Brasil, Argentina y es subcampeón latinoamericano. Sueña en grande, pero también quiere divertirse y compartir con sus amigos.
Tiene solo 6 años, pero el nombre de Cristóbal Weber ya es conocido en el ciclismo. Cursa recién Primero Básico (The Pacific School de Chiguayante) y acaba de coronarse como subcampeón latinoamericano de BMX en Río de Janeiro. A su edad tiene metas claras y ya le dijo a su papá: “Quiero correr el Mundial de Francia”.
Su categoría es novicios de 5-6 años y su papá, Marcelo, cuenta que “en el año se corrieron 3 fechas: Chillán, Argentina y Brasil. En Chillán fue quinto, cuarto en el latinoamericano, Argentina fue tercero y en Brasil séptimo y con ello fue subcampeón latinoamericano“.
Mérito doble porque su padre detalló que “en Concepción no hay pista y entrenamos en Chiguayante, en una plaza. Ahí pusimos sacos y armamos una pista medio artesanal con su club Bicicross Concepción. Entrena en casi 80 metros y la pista real son 400, con partidor, saltos y otras cosas. Los chicos de Santiago sí lo tienen y entrenan de lunes a sábado, acá son 3 días. Sin todo eso, es un tremendo logro”.
¿Y cómo llegó de tan pequeño a esta disciplina? “En la pandemia jugaba en su cama saltarina, algo inventamos. Vivíamos a los pies del cerro y con la bicicleta y su asiento adelante subíamos Manquimávida, llegábamos a la antena y nos tirábamos los senderos abajo. Ahí le gustó eso de la adrenalina”.
Se subió en Los Castaños y rápidamente le sacó las rueditas a su bicicleta. “De ahí pasó a la bicicross, le fue bien en las competencias y el último verano me dijo que quería ir donde la abuela en Chillán a entrenar y participó del Panamericano donde fue quinto. Actualmente es número uno de Chile en su categoría“.
Su papá repasa que “yo soy más del fútbol y el rugby. Cristóbal se fue por las suyas y es su pasión. Lo mejor que tiene es que es esforzado, siempre quiere aprender algo más, escucha a sus entrenadores y es un buen hijo, hermano y estudiante. Tiene que aprovechar el deporte, pero ser primero una buena persona”. Sus entrenadores son Carolina Bittner y Julián Pierart.
¿Y cómo lleva eso en el colegio? Marcelo relata que “los compañeritos le desean suerte antes de la carrera, le dicen que ojalá gane y cuando llega le preguntan cómo le fue, lo mismo la profesora jefe. Lo hacen sentir bien, aunque él es súper callado. Habla más en la pista. El deporte le ha aportado disciplina, le enseñó a ser constante y no dejar las cosas botadas”.
Los viajes han sido extenuantes, sobre todo, a Brasil. “Fueron hartas horas, fuimos a la Villa Olímpica, el jueves a entrenar y a los 20 minutos se descompensó y llegó la ambulancia, pero había sido un golpe de calor. Conoció la pista el día antes contra niños que llegaron una semana antes y otros que entrenan siempre ahí”.
Pero Cristóbal no se rinde nunca. Su padre narró que “había 38 grados, no clasificó ese día a la final, y me decía que lo encerraron. Terminó triste, pero con ganas de correr el domingo, me dijo que quería su revancha. Ahí clasificó a la semi, a la final y cumplió su objetivo. Fue el único extranjero en semifinales. Ha hecho amigos, como un chico brasileño que es Vito (Macedo) y cuando se encuentran se abrazan. En la pista compiten pero fuera son amigos“.
Cristóbal tiene varios auspiciadores que le ayudan a cubrir viajes y otros gastos: Vacunatorio Lomas Centro, Inmobiliaria madesal, Lomo Alemán, Criadero As de Oro, Hidroman spa, Transportes Bretti, Automotora Santa María, Moto Emotion, Mas Cleta Chile, Better Bike y Platinium Helicopters.
“Le gusta jugar fútbol y a veces va a la escuela de Los Troncos, donde soy parte del directorio, pero la bicicleta lo es todo, es su vida. El celular lo ocupa 10 minutos y más que todo cuando tiene viajes, pero prefiere jugar con los amigos, tiene mucha energía“.
Marcelo mira hacia el futuro y revela que “él siempre me dice que quiere ir al Mundial y lo mismo le dijo a su amigo Vito, que quiere que corran los dos allá. Ese torneo es desde los 8 años y le corresponde el 2027. Ya me dijo que el verano se va de nuevo donde la abuela y quiere prepararse. Son sus sueños y uno lo apoya. Lo importante es que se divierta“.