D. Concepción fue campeón, pero todos ganaron. La final fue una prueba más de que en nuestra Región se pueden juntar 10 mil personas, con un comportamiento impecable.
Por Benjamín Ulloa
La primera edición de la Copa Biobío demostró ser todo un éxito. El martes, el último encuentro del torneo se llevó a cabo ante más de 10 mil espectadores en el estadio Ester Roa Rebolledo, que alternó como sede del torneo junto al CAP. Deportes Concepción se llevó el primer lugar ante Huachipato por la cuenta mínima, con gol de Carlos Escobar, uno de los “resucitados” en este campeonato. La recepción por parte de las diferentes hinchadas en los clásicos zonales generó una expectativa mayor a la esperada y se confirmó una segunda edición para el 2026.
A continuación, 5 razones por las que este campeonato se convirtió en un triunfo:
La memoria futbolística que provocó el torneo revivió los antiguos clásicos que llenaron los estadios en la zona, enfrentando a vecinos históricos de Talcahuano (Huachipato versus Naval) y otro duelo tradicional en la final: Deportes Concepción contra Huachipato. Solo faltó Fernández Vial, pero ojalá podamos verlo en la próxima edición.
Este retorno no solo fue bien recibido por los hinchas nostálgicos, sino que también sirvió también como incentivo a nuevas generaciones, dando sentido de pertenencia hacia sus clubes locales y fortaleciendo una identidad futbolística única de la región del Biobío. Hay choques que hace rato no se ven en torneos oficiales y esta es la mejor forma de revivirlos.
La organización se enfocó en garantizar que el acceso al estadio fuera familiar e inclusivo. Los precios de las entradas se fijaron en un rango popular, con valores que oscilaron entre los $4.000 y $6.000 en promedio y una política de ingreso gratuito para menores de 12 años.
Esto aseguró un ambiente familiar y resguardado, algo que las autoridades destacaron, promoviendo una competencia sana y reencantando a un público que busca asistir al estadio sin preocupaciones ni incidentes. Hace rato que en la Región se vienen dando clásicos entre barras que alguna vez fueron etiquetadas como “rivales”, pero esa cultura ha ido cambiando. Los clubes locales pueden darse perfectamente una mano entre ellos.
Hubo 10 mil personas en Collao, un martes, para un torneo amistoso y todo sin incidentes. En Biobío esto sí es posible.
La copa dejó un ingreso necesario para los clubes participantes, especialmente para equipos de divisiones menos populares. Un torneo con este nivel de exhibición, con alta convocatoria y transmisión de lujo a través de la Liga 2D generó una importante recaudación que se repartió entre vecinos. La final reunió un borderó no menor.
Con instituciones que enfrentan desafíos económicos por las diversas categorías, los ingresos por taquilla no solo ayudaron a mantener el ritmo en la detención de campeonatos oficiales, también permitió una mejoría financiera temporal que podría repetirse en futuras ediciones, lo que genera un incentivo para los clubes involucrados. Para Naval, por ejemplo, puede ser un tremendo salvavidas.
La alta presión de la competencia fue un escenario ideal para dar minutos en cancha a figuras no tan habituales en la titularidad, con pocas participaciones, y a talentos de equipos de divisiones inferiores que carecen de visibilidad mediática comparado a la primera categoría.
Doble propósito de los minutos: mientras equipos como Huachipato (Primera División) utilizaban el torneo para dar ritmo a su banca (Arriagada, Brea o Torres) y a jugadores jóvenes, los clubes de Ascenso y Tercera División (Deportes Concepción, U. de Concepción, Lota Schwager, Naval y Comunal Cabrero) también mostraron nivel ante clubes que no suelen enfrentarse por la diferencia de ligas que existe.
Evitaron un largo “parón” de la mejor forma, con fútbol competitivo.
Para los jugadores de Lota Schwager o Naval, que compiten en ligas de menor cobertura, enfrentarse a un equipo de Primera como Huachipato o a un rival popular en la región como Deportes Concepción ante miles de personas, fue la mejor vitrina posible para mostrar su talento a otros clubes. Lo mismo corre para Comunal Cabrero, que dejó una gratísima impresión.
Más allá de que todos tenían un calendario cargado y están en etapas definitorias de sus respectivos torneos, se pudo ver buen nivel, muchos goles y un detalle que no puede pasar inadvertido: ninguna tarjeta roja.