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Natación penquista universitaria quiere más competencia y recursos

Si hablamos del deporte regional, el 2022 fue el año de mayor normalidad tras la crisis sanitaria. Pero en la natación, más allá de la pandemia, existen debilidades estructurales que se agudizaron con el retorno. Quienes están en el circuito son claros en establecer que faltan instancias, inversiones y piscinas.

Por: Diario Concepción 30 de Enero 2023
Fotografía: Raphael Sierra

Por Christopher Cortez Alarcón

La natación es uno de los casos especiales cuando hablamos de la actividad deportiva regional.Al desmenuzar las diferentes disciplinas, esta asoma como una que tiene problemas bastante particulares que complican su práctica.

A nivel nacional, exponentes de la Región del Biobío dejaron en lo alto a la zona. Por ejemplo, el penquista Jürgen Contreras, de 59 años, alcanzó un récord nacional en la Gran Travesía de Aguas Abiertas Villarrica – Pucón.

Pero en lo universitario la cuestión es diferente, ya que, si bien se marcó un retorno importante a la actividad presencial luego de 2020 y 2021 marcados por paralización y aforos, la competencia no fue tanta como los protagonistas quisieran.

Si bien es cierto que aquella vuelta moderada es algo que cruzó transversalmente casi todas las asignaturas, los nadadores tuvieron muy pocas opciones de saltar al agua.

Así lo explica Claudio Gajardo, entrenador de Universidad Andrés Bello y Duoc. “Nosotros en 2021 volvimos con la Andrés Bello con aforos sumamente limitados y el 2022 tuvimos entrenamientos normales todo el año. Pero, si vamos a concluir cómo estuvo, podemos decir que se realizaron dos fechas de Adesup”.

En ese contexto, calificaque “dos fechas de natación universitaria es muy poco, tomando en cuenta además que Adesup está alineado con Ligas Deportivas de la Educación Superior, que nos permite clasificar a nacionales universitarios. En 2022 no hubo Nacional Universitario. Hemos avanzado pero no lo suficiente, siempre topamos con falta de lugares, recursos, jueces, y otros”.

En respaldo a lo anterior, Rodrigo Moraga, docente del área en Universidad del Biobío sede Chillán, comenta que no puede hablar mucho respecto de enfrentamientos, ya que vivieron aun menos en comparación a casas de estudio penquistas.

“Para nosotros fue bastante complicado porque las piscinas son de colegios, que estaban cerrados y no se podían arrendar. Todo lo que era natación acá se tuvo que llevar a otros lados y eso nos afectó mucho”, dice.

Por eso, explica que solicitaron participar en Biobío y apenas lograron decir presente en una competencia en Concepción, la mitad de las realizadas.
“Antes de la pandemia teníamos mejor estructura y muchos más campeonatos para poder participar”, sostiene.

El deportista de Universidad Andrés Bello, Elías Parra, considera que el año pasado “había competencia pero, en general, sentí desmotivación. En la primera fecha faltó un equipo completo y en la segunda otros dos, entonces no sé si eso pasa por Ldes o las universidades”.

El problema de siempre

Ahí es donde asoma nuevamente un reclamo que protagoniza los últimos años de la natación en Biobío: la infraestructura.

Junto con la paulatina organización deportiva local, de acuerdo con el retorno de las clases presenciales ejecutado recién en marzo y los problemas financieros arrastrados por la pandemia, también la falta de espacios ha generado dificultades desde antes de la crisis sanitaria.

En el caso de la natación, apenas una casa de estudios cuenta con piscina para las prácticas cotidianas de sus alumnos. Gajardo entrega detalles de cómo se realiza la labor en la zona.

“Yo vivo dos realidades totalmente distintas. La Andrés Bello es la única universidad que tiene piscina y el Duoc entrena “a lo buen chileno” en la laguna chica, todo el año. No todas tienen natación porque no tienen dónde entrenar. Algunas casas de estudio tienen chicos que las representan pero pertenecen y entrenan en clubes, no ahí”, asegura.

Así, “es difícil que pueda cambiar la situación. Hace poco me contaban que la piscina de Santa Juana no está funcionando. En su momento ahí se hizo un Zonal, un clasificatorio y ahora no está funcionando. A veces no hay lucas y, cuando hay, no existe dónde arrendar”, añade.

Desde el Ñuble, Moraga profundiza: “Estos impedimentos en Chillán no solo han sido para nosotros. La Universidad de Concepción, a pesar de tener su piscina acá, no es temperada, entonces solo funciona en el verano. Durante el año se ha visto siempre todo disminuido y deben rebuscar por otros lados. La construcción de un polideportivo en la región, a pesar de ser un proyecto considerado, es una debilidad mientras no comiencen las obras”.

El nadador, Elías Parra, remarca la necesidad de “motivación para que salgamos a competir a otros lugares. Eso motiva harto a los chiquillos”.
“Considero que es necesario habilitar más presupuesto para salir. Con el equipo hemos conversado que tenemos un buen grupo y se logran medallas casi siempre, entonces necesitamos que la universidad ponga los ojos en nosotros y no se lleve todo el fútbol o básquetbol”, complementa.

Hay cosas que destacar

De todos modos, Claudio Gajardo apunta que es necesario resaltar la actitud y compromiso de los competidores que, pese a todo, logran ejercer su deporte y participaron el pasado 2022.

“En la Andrés Bello competimos con 17 – 20 alumnos, aproximadamente. Algunos van a competir por primeros puestos o mejorar sus marcas, pero también hay unos que se están iniciando. Duoc más o menos lo mismo. Es un buen número, pero pocos para competencia masiva”, describe.

Rodrigo moraga, por su lado, agrega que “dos chicos de Concepción, la vez que fueron a competir, ganaron todas sus pruebas. Para nosotros es muy satisfactorio saber que desde la pandemia siempre los muchachos se las han arreglado para entrenar en lugares, por ejemplo, la laguna de San Pedro”.

¿Qué pasará en 2023?

Los protagonistas esperan mayor cantidad de torneos y fechas para hacer lo que más les gusta: competir. Eso sí, tienen claro que es difícil que el panorama cambie radicalmente con los obstáculos presentes y la demora que ha significado, por ejemplo, la materialización de un Polideportivo regional. “Han pasado no sé cuántos diputados, senadores, concejales. Todo el mundo tiene como caballito de batalla el polideportivo y aun lo seguimos esperando”, lamenta Moraga.

Parra, por ejemplo, acentúa en la necesidad de elevar institucionalmente los niveles de su actividad con “distintos tipos de competencias que se pueden presentar, como por ejemplo en modalidad de agua abierta”. Esto, porque “hay déficit de muchas universidades que no tienen piscina, y eso lo veo una ventaja para nosotros pero que no me gusta. Si voy a competir, que sea con alguien que esté igual que yo, sino no sirve. Llegan al momento de presentarse a la competencia y muestran falencias en aspectos como la resistencia. No estamos a la par”.

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