No tenemos su celular y para obtenerlo contactamos a su homónimo padre, Lino Sáez, uno de los más prolíficos basquetbolistas de las últimas décadas en el país. En cosa de segundos nos llega un número que dice ‘Linito’, y que deja en claro el fuerte lazo con su retoño que de seguro lo llena de satisfacción.
A sus cortos 20 años, Lino Sáez Ramírez no sólo es el orgullo de su padre, sino que de buena parte de la familia pues también es sobrino de Patrick Sáez, quien hace sus últimas armas de una carrera brillante. Genes que fueron a parar de lleno a este pívot de 2,03 metros de altura, que hace unos días fue confirmado como nuevo refuerzo de la Universidad de Concepción de cara a la Copa Chile y LNB de Transición 2021.
Considerado como uno de los jugadores con mayor proyección en Chile, pertenece a la generación dorada que en 2017 hizo historia al consagrarse campeona sudamericana Sub 17. Y ahora, tras un paso por Estados Unidos donde jugó en la Utah Basketball Academy y la Layton Christian Academy, retorna al país para seguir sumando ritmo de competencia.
Desde Santiago, donde participa en calidad de invitado en el proceso preparatorio a la segunda ventana clasificatoria de la Fiba Americup 2022 (donde la ‘Roja’ deberá enfrentar a Argentina y Venezuela), el joven valor explicó su motivación en su llegada al Campanil.
“Al volver a Chile, la UdeC fue una de mis primeras opciones para jugar ya que, en mi opinión, es un club muy profesional y competitivo. Acepté la propuesta pues siempre me gustó el equipo, desde la primera vez que mi papá me llevó a Concepción para ver jugar a mi tío una final”, relató.
Y añadió, “planeo quedarme en UdeC tanto como jugador y estudiante hasta poder sacar mi carrera universitaria”.
Sáez se refirió al papel que pretende cumplir en el equipo universitario. “Me describo como un jugador alto, capaz de jugar tanto dentro como afuera y poder abrir la cancha teniendo un tiro de 3. Además, puedo defender tanto a jugadores internos como externos, en lo personal creo que aportaré energía tanto en la defensa como en el ataque, daré todo lo que tenga cada vez que me toque entrar a la cancha. Soy un jugador con ganas de aprender y mejorar, y que por ganas no se quedará”, prometió.
Lino Sáez sabe que su nombre llama y que los ojos están atentos a sus progresos. Pero asume el reto. “Mucha gente cree que es una presión (llevar su apellido), pero nunca lo tome como algo así. Siempre me enfocado en forjar mi propio camino como Lino Sáez Ramírez, no como el sobrino de Patrick o el hijo de Lino, ese pensamiento siempre me motiva a seguir trabajando duro día a día. Ellos dos siempre estuvieron ahí para ayudarme, enseñarme y los quiero mucho por eso”, sentencia.