Millones de chilenos madrugaron para ver las últimas alegrías de Zamorano por la "Roja", los goles de Navia, las celebraciones como canguro y el sueño de ganar un oro hasta ese momento muy esquivo.
Habían pasado sólo dos años del Mundial de Francia y aquella desgastada generación se mezcló con un grupo de futbolistas jóvenes que iban por todo. Los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, en cuanto al fútbol, arrancaron sin gran expectativa, pero con el paso de los días se formó una gran ilusión.
Chile fue emparejado en el Grupo B con España, Marruecos y Corea del Sur, arrancando el certamen con una gran victoria 4-1 sobre los africanos. Iván Zamorano -que entró en la nómina tras la negativa de Marcelo Salas– fue figura y marcó tres goles.
El mejor triunfo de aquellos JJ.OO fue el 3-1 a España. Reinaldo “Choro” Navia fue figura, marcando dos goles. El otro fue de Rafael Olarra. Al frente estaban Puyol y Xavi, entre otros, que al final fueron subcampeones. El choque ante Corea fue derrota 0-1, pero ese partido se jugó sólo por cumplir.
Nigeria fue el rival en Cuartos de Final y aquel partido fue un baile. Chile goleaba 4-0 y sólo al final llegó el descuento. El sueño crecía, sobre todo cuando Brasil quedó eliminado a manos de Camerún e Italia también se despedía.
Millones de chilenos, sin importar que los partidos se jugaban en plena madrugada, siguieron atentos el histórico duelo de semifinales ante Camerún. Chile ganaba 1-0 a sólo cinco minutos del final tras un autogol. España ya había clasificado a la final y parecía que la medalla de oro estaba más cerca. Pero todo se derrumbó increíblemente. Mboma y Lauren marcaron para los africanos, Claudio Maldonado desperdició una oportunidad increíble y la “Roja” no lo podía creer.
Aún con amargura, Chile jugó el partido por el tercer lugar ante Estados Unidos y se impuso por 2-0 con goles de Iván Zamorano, el gran referente nacional en Australia, quedándose de todas maneras con una meritoria e histórica medalla de bronce en unos Juegos Olímpicos inolvidables.