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Bío Bío en alerta: Región lidera encuesta sobre inactividad deportiva infantil

Sólo 1 de cada 10 niños alcanza las recomendaciones de la OMS. Poca actividad física y mala alimentación, contribuyen a que cifras de obesidad infantil crezcan. ¿Cómo mejorar? Autoridades analizan el panorama.

Por: Carlos Campos 03 de Agosto 2020
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Si fuesen números de 2020, probablemente, serían más fáciles de entender producto de la pandemia. Pero los resultados que arrojó la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte, sólo dejan preocupación para el país y, principalmente, Bío Bío.

Entre octubre y noviembre de 2019, la División de Política y Gestión Deportiva de la Universidad de Concepción, entrevistó en hogares a 5.052 personas de todo el país, de ambos sexos, entre 5 y 17 años. Las conclusiones de la encuesta arrojan cifras muy negativas en cuanto a la práctica de actividad física de miles de niños y jóvenes en todo Chile, pero con especial énfasis en esta zona del país.

Sobran motivos

Trabajan con chicos y nadie les va a explicar las razones por las cuales Bío Bío y el país tienen estas duras cifras. Felipe Alonso es profesor de educación física y tiene clarísimo el panorama. “Hay varios factores, pero la principal responsabilidad, para mí, es de los padres. Ellos son quienes deben crear hábitos en los niños, en cuanto a comer bien y practicar actividad física. La pelea con los padres suele ser la misma: siempre está el computador, PlayStation o celular de por medio, que condiciona a los niños a practicar deporte. Los padres se preocupan cada vez menos de sus hijos y, para que los dejen tranquilos, les pasan un videojuego o los sientan a ver Netflix”, aseguró Alonso, también magíster en alto rendimiento.

Y fuera de casa, ¿cuánto cambia el panorama? Jacqueline Córdova también es profesora de educación física, hace clases en dos colegios, y afirmó que “la cultura deportiva en Chile no tiene el énfasis necesario. El deporte es salud, pero no todos lo entienden. En enseñanza media, la educación física es electiva y tú eliges si practicas deporte o no. Y en caso que sí, son sólo dos horas en toda la semana. Ahora mismo, en cuarentena, lo más rápido es que vean tele, estén en los videojuegos o, incluso, ni se levanten”.

Voz de autoridades

Con un 13,6%, la Región del Bío Bío es la peor ubicada del ranking, que lidera Los Lagos con 22,4% de índice de actividad física. Cecilia Pérez, ministra del Deporte, al respecto, aseguró que “no debemos alarmarnos. Bío Bío ha sido siempre una Región muy deportiva y con muchas acciones para las escuelas en educación física y deporte escolar. He solicitado al seremi Marco Loyola que lidere una mesa y así buscar propuestas para mejorar”.

En esa misma línea, el seremi del Deporte del Bío Bío comentó que “la interpretación de datos señala una necesidad de revisar la forma en que estamos abordando nuestros objetivos. Los niños siguen el ejemplo de sus padres y si los adultos del hogar tienen malos hábitos, no hay estímulo para un menor. Es muy importante el ejemplo. Los datos de esta encuesta fueron conocidos tempranamente y el trabajo interno en miras a los siguientes desafíos ya partieron”.

Las autoridades tienen claro que el panorama es negativo. Sobre todo, considerando que las cifras corresponden al período octubre-noviembre 2019, en tiempos donde ni el más pesimista imaginaba una pandemia en el corto plazo. “Los resultados no son buenos y, en general, lo esperábamos. No podemos anticipar cuánto cambiará el escenario tras la pandemia, que ha significado un duro golpe para las familias, su economía y la actividad física. Nuestra meta es alcanzar 2022 con 5 millones de chilenos activos y esta pandemia nos puso cuesta arriba el objetivo, pero no cesaremos hasta alcanzarlo”, aseguró la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, a Diario Concepción.

El seremi del Deporte en Bío Bío, Marco Loyola, indicó al respecto que “producto de esta pandemia, asoma una nueva estrategia basada en los medios digitales. Esta adaptación se puede transformar en una herramienta que nos permita abarcar más población. Debemos educar, reforzar y lograr intervenir con programas atractivos para estos grupos etarios, sin olvidar que la principal intervención está en la educación escolar. Más que hacer deporte en tiempo libre, se debe priorizar la actividad física y el tiempo real de activación corporal en los colegios”.

¿Cómo cambiar?

Dentro de los múltiples factores, todos coinciden en que el rol de los padres es fundamental. Incluso más allá de inculcar buenos hábitos de alimentación y práctica deportiva. Cada detalle suma. “Cuando uno era niño, no manejaba plata. Los padres ahora les pasan dinero para que ellos se compren las cosas que quieran en el colegio. En ese ítem, los alimentos procesados hacen lo suyo”, indicó Felipe Alonso.

El profesor de educación física y magíster en alto rendimiento, dijo, además, que “una de las ideas de la jornada escolar completa, era que los niños practicaran más deporte en los colegios, pero eso no pasa. Los niños no se inscriben y algunos profesores, a veces, están cansados, por lo cual los alumnos terminan haciendo cualquier cosa. Ahí están los resultados. Son porque no se ha logrado crear un hábito deportivo en los niños”.

Córdova, por su lado, sostuvo que “tengo 30 años y cuando era chica uno se entretenía saliendo a jugar, corriendo o andando en bicicleta. Hoy los niños no se esfuerzan, abusan de los videojuegos y si te das cuenta, siempre están aburridos”.

¿Qué estrategias plantean, tanto la ministra del Deporte como el seremi del Bío Bío, para modificar este escenario? “La encuesta señala que el mayor factor de relevancia de la actividad física es la motivación y el ejemplo de algún familiar que sea referente en esta materia. El problema es que en la población adulta cerca del 80% no realiza actividad física. Los padres entregan toda esta responsabilidad a los establecimientos educacionales, los que no pueden cumplir estas expectativas. Por ende, se deben realizar acciones complementarias en el territorio que fortalezcan las acciones de actividad física familiar, sobre todo los días sábado y domingo, que es donde los niños, niñas y adolescentes no cumplen los mínimos establecidos que ordena la Organización Mundial de la Salud, que son 60 minutos al día”.

Marco Loyola, en tanto, expresó que “la coordinación con la actividad extraescolar nos puede tributar fuertemente a modificar las cifras. Es importante la interacción intersectorial para mantener nuestros objetivos alineados con los de educación. El impacto de los colegios puede ser muy fuerte para revertir estos datos”.

Futuro oscuro

Alimentarse mal y no practicar deporte es la mezcla perfecta que conduce a la obesidad. Desde esa vereda, Felipe Alonso añadió que “esto seguirá avanzando y para que mejore, costará un montón. Hace poco estuve en un webinar sobre obesidad, la cual contrario a lo que muchos creen es una enfermedad y no un estado. El poco compromiso de los padres y el sacar la educación física de los colegios es entregar el mensaje a los niños de que entrenar no es bueno y que sólo importan las matemáticas, lenguaje y ciencias. Países desarrollados aumentan las horas de educación física y todas las instancias para hacer deporte, acá es todo lo contrario. Es hacer un hoyo para enterrarnos”.

El profesor de educación física y magíster en alto rendimiento, sentenció que “en el cuerpo hay una guerra biológica entre músculo y grasa. Más que hacer una dieta, el trabajo de fuerzas es vital, porque mejora la calidad muscular y así gana esa “guerra”, ya que a mayor músculo, mayor pérdida de grasa. Muchos ven un niño gordo y dicen: “hay que mandarlo a correr”, pero a los obesos eso los perjudica, porque el cuerpo no tiene la musculatura adecuada para oxidar grasa. El único resultado es mayor obesidad, ya que el trabajo aeróbico estimula la hormona del hambre. Así, el niño en este caso sale a correr 10 minutos, no logra el objetivo y vuelve a comer”.

Y si las cifras ya son negativas, el panorama post pandemia asoma aún peor. Las conclusiones que arrojó esta encuesta para Bío Bío son alarmantes: “Uno de cada diez niños, niñas y jóvenes alcanzan las recomendaciones de la OMS”.

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