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El “León” no quiso ducharse en camarines donde había torturas

Rolando García recuerda ese equipazo que peleaba arriba y se cayó justo con el golpe. La vuelta al estadio fue en enero del ‘74 y el triunfo 2-1 fue lo de menos.

Por: Paulo Inostroza 08 de Mayo 2020
Fotografía: Revista Estadio

El ’73 fue un año anormal, doloroso e imposible de olvidar. Esa temporada, Deportes Concepción tenía un gran equipo, arrancó el campeonato de manera memorable y muchos dicen que estaba para pelear el título. De pronto, vino el golpe de Estado y terminó jugando en tres canchas distintas, sin localía fija. El estadio de Collao fue centro de detención y la pelota no estaba para convivir con eso. El 26 de enero de 1974 se abrieron otra vez las puertas, pero las heridas seguían sangrando. Jugaron, pero no querían estar ahí.

Rolando García fue parte de ese equipo y recuerda que “teníamos goleadores como el ‘Matute’ Fabres y Víctor Estay, estaban Cantatore, Urrizola… Era un muy buen equipo. El país estaba pasando un momento difícil y nosotros solo queríamos jugar al fútbol, pero de repente hubo que parar. Fuimos a una gira fuera del país, volvimos y el campeonato se siguió jugando igual, pero nos tocaba ir a El Morro, Las Higueras y donde nos tiraran hacíamos de local. No podías alegar mucho”.

El técnico era el mítico Jaime Ramírez, figura del Mundial de ’62, y los lilas tuvieron un inicio de ensueño, con 14 partidos invictos. “En ese tiempo, competías con el Colo Colo de Álamos, la Unión Española, eran más de 30 partidos (34) y al final se nos escaparon los de arriba”. Los hispanos fueron campeones, los morados quintos y Huachipato tercero. La Unión les quitó el invicto en la fecha 15 y fue 2- 1 con tantos de Yávar y Landa. Descontó Nelson Vásquez. Fue en la reanudación del 14 de octubre, el torneo había parado el 29 de septiembre con jornada a medio jugar.

Algo descolocó a ese equipo y tardó 8 partidos en volver a ganar. García, lateral de esa escuadra, cuenta que “en ese tiempo yo era seleccionado chileno. Habíamos eliminado a Perú y jugábamos con la Unión Soviética (noviembre) ese recordado partido que no fue. No vinieron. Nadie quería jugar con nosotros por todo lo que estaba pasando. Todos hablaban de que íbamos al Mundial y en el plantel había de distintas posturas políticas, pero nadie hablaba mucho del tema. Había miedo a decir si eras comunista. El que más habló siempre fue Carlitos Caszely”.

Hasta que, faltando 4 fechas, se abrió el estadio Municipal de Collao. Deportes Concepción todavía tenía remotas posibilidades de entrar a la Copa Libertadores. “Sabíamos que ahí había gente presa y las cosas terribles que pasaban adentro. Ese día los sacaron, los enviaron a otro lado, pero no era algo normal, aunque estábamos en nuestra casa. No quisimos ducharnos en esos camarines, así que dimos la vuelta y nos fuimos para Nonguén”, rememora García.

El rival era La Serena, ante 5.149 espectadores. Abrió la cuenta el visitante, pero el “León” lo dio vuelta con goles de Eduardo Fabres y Reinaldo Hoffman, en tiempo agregado. Fue 2-1 y un grito extraño de esa gente que sabía donde estaba sentada, las bancas ya no eran las mismas. Fue un pequeño triunfo en momentos donde todo era derrota. Un triunfo insignificante.

Colo Colo iría a la Libertadores y se llevaría a García. “Álamos vino a buscarme y me dijo ¿querís jugar el Mundial o no? No podía decir que no. También tenía ofertas de Green Cross y Universidad de Chile. Así que el ’73 terminó mi primera etapa en Concepción y volví tres años después. Fue un buen equipo ese, pero en un momento donde todo estaba muy raro”.

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