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La travesía pandémica de tenimesistas regionales

Mientras Mauricio Bernales debió recorrer varios países de Europa antes de poder retornar a San Pedro de la Paz, Paulina Vega quedó en Alemania aún a la espera.

Por: Samuel Esparza 27 de Marzo 2020
Fotografía: Mauricio Bernales

A fines de enero, Mauricio Bernales embarcó feliz rumbo a Alemania para sumarse al TSV Schöppenstedt, club perteneciente a la Bundesliga de tenis de mesa que lo contrató por dos meses. Cumplía su sueño en el circuito más importante del mundo, sin imaginarse que su regreso sería toda una travesía.

Un retorno anticipado tuvo el jugador perteneciente a Huachipato, a quien la pandemia por Covid-19 sorprendió en medio de un torneo en Europa, tras lo cual pasó una verdadera aventura hasta regresar a su natal San Pedro de la Paz.

De Polonia al fin del mundo

Bernales dice que todo partió mientras disputaba una fecha del circuito mundial en Polonia. “Fuimos un grupo de latinos, un mexicano, una ecuatoriana y los compatriotas Felipe Olivares, que venía de República Checa, y Paulina Vega desde España. Estuvimos toda la semana pasada hasta que el jueves una jugadora japonesa se sintió mal, con mucha fiebre y la llevaron de urgencia a un hospital”, cuenta.

Y agrega, “la organización tomó medidas drásticas, el torneo ya era sin público y no podíamos darnos la mano, pero después se tomaba la temperatura de cada jugador cuando entraba y salía del gimnasio”.

Lo peor, sin embargo, llegó en la noche. “Estábamos en el alojamiento cuando avisaron que el campeonato se suspendía y que el gobierno polaco cerraría la frontera a las 8 horas del viernes. Nos asustamos porque no queríamos quedar atrapados así que partimos, menos mal que andábamos en auto. Pasamos a República Checa para dejar a Felipe, de ahí debíamos irnos por Austria para llegar a Alemania, pero otra vez tuvimos que cambiar de planes porque Austria estaba cerrada y R. Checa lo haría pronto. Tuvimos que regresar a Polonia lo más rápido y entrar a Alemania por el norte; 14 horas después, cansados y asustados, estábamos por fin en Bad Aibling (Baviera), en las instalaciones del club”, relata.

Uno regresa, otra se queda

Desde su casa en San Pedro de la Paz, y recluido en su dormitorio por 14 días, Mauricio Bernales narra el final de su andanza. “Estaba muy preocupado porque Avianca suspendió sus vuelos y yo tenía pasaje para el 8 de abril. Afortunadamente, yo era parte del equipo de una chica de Los Lagos que viajó con proyecto CER y su papá se comunicó con la ministra del Deporte; no nos dimos cuenta y ya el domingo viajamos por Air France a Chile gracias a una gestión hecha por el Mindep, que nos contrató una van para traernos a nuestras casas, porque por protocolo de salud no podíamos tomar ni avión ni bus. Estoy muy agradecido, porque de lo contrario sería uno de los miles de chilenos varados en el extranjero”, sentencia.

Caso distinto es el que vive Paulina Vega, radicada en España donde juega la liga local, quien no pudo salir de Alemania debiendo quedarse en el centro de entrenamiento de Bad Aibling. “Estoy muy bien, no he podido volver a España porque está muy fea la situación, pero acá estoy cuidada y solo el entrenador sale del centro para buscar comida”, asevera.

Sobre las opciones de retornar al país, la sampedrina prefiere ser cauta. “Es difícil tomar la decisión aún, porque resido en España y aunque se haya cancelado la liga, tengo que esperar a ver qué pasará este año. De momento aquí estoy muy bien cuidada y la espera de ver lo que va pasando, me gustaría volver, pero también me da miedo contagiarme y llevar el virus a Chile”, concluye.

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