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Catalina Sanhueza, atleta: Lista para tomar la posta ganadora

La deportista del Club Nahuén de Concepción se proyecta, a sus 17 años, como la heredera del medio fondo nacional donde hoy brillan las locales, Margarita Masías y Javiera Faletto. Este año se tituló campeona chilena juvenil en los 3 mil metros planos y segunda en los 1.500, en lo que es una carrera con un ascenso sin límite.

Por: Samuel Esparza 30 de Septiembre 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Nació en Temuco, pero hace más de una década que se transformó en penquista. Aquí empezó en el deporte, primero como bogadora del Club Llacolén, actividad que cambiaría por el atletismo, disciplina que siempre quiso practicar.

Y aunque reconoce que le ha significado un camino difícil, es con las zapatillas de clavos donde encontró su satisfacción. Porque claro está, no se fue por lo fácil, sino que se decidió por el medio fondo, esa especialidad donde a la técnica, el entrenamiento y el talento, siempre hay que agregar corazón para poder llegar a la meta.

Pero la apuesta está dando réditos porque hoy, Catalina Sanhueza Ulloa (17), se ha ganado con creces el rótulo de heredera de la rica tradición fondista regional. Esa donde tantas glorias entregaron nombres como Jonathan Monje y Víctor Aravena, y donde sus pares Margarita Masías y Javiera Faletto, se erigen como las mayores exponentes del circuito chileno, justamente en sus distancias preferidas: 3 mil y 1.500 metros.

El agua por la pista

Tras ganar una corrida la invitaron a entrenar en el estadio Ester Roa Rebolledo. Ahí se encontró con Jorge Grosser, reconocido técnico local, que con tan solo verla sobre la pista le ofreció dirigirla.

“A inicios de 2017 dejé el remo y comencé con el atletismo, que siempre me gustó. Partí en los 400 y 800 metros planos, pero me atraían las distancias más largas, disfrutaba más los entrenamientos”, sostiene. De aquello se dio cuenta Grosser, que le aconsejó cambiarse al medio fondo. “Me dijo que andaría bien, que tenía capacidades para destacar”, dice.

Los resultados, eso sí, tardaron en llegar, poniendo la cuota de incertidumbre. “Al principio me fue mal, de hecho muchas veces me pregunté si realmente servía para esto, pero con el tiempo todo cambió y me fui motivando, porque la motivación cambia cuando ves mejoras. Fue como una prueba mental, porque para ser fondista se necesita corazón y cabeza, además de resistencia a la velocidad”.

Sin bajarse del podio

La paciencia fue otra de las virtudes que desarrolló Catalina, esa capacidad para trabajar en silencio, darlo todo en cada entrenamiento sabiendo que algún día los resultados llegarían.

Vio esbozos terminando 2018, cuando logró bajar la barrera psicológica de los 5 minutos en los 1.500 metros planos. Aunque fue este año cuando tuvo su bautizo en el podio, con sucesivas victorias que la colocaron en lo más alto de su categoría en Chile.

Todo comenzó con una actuación aplastante en el Campeonato Nacional Juvenil realizado en Santiago, donde conquistó el título chileno de los 3 mil metros planos (con 10 minutos y 52 segundos) y el vicecampeonato en 1.500 metros (4’:47’’). “Fue una alegría tremenda, considerando todo lo que me había costado. Creo que la clave fue que entrené mucho durante el verano, no tuve vacaciones y me dediqué 100% a trabajar, mejoré la resistencia, hice mucho kilometraje y eso me ayudó para tener la fuerza necesaria. El precio es alto, pero cuando hay resultados todo vale la pena, en ese caso fueron mis primeros podios y eso marca”, asegura.

Ingresó así a una curva ascendente de rendimiento, que prosiguió en el Grand Prix Ciudad de Concepción, donde nuevamente bajó su tiempo en los mil 500 planos deteniendo el cronómetro en 4’:44’’. y logrando de paso la gran meta trazada a inicios de año: clasificar al Campeonato Sudamericano de junio en Cali. “Todo el torneo fue especial, fue una energía tremenda que recibí y además que pude coronarlo con los pasajes a Colombia. Me avisaron un mes después que había clasificado al Sudamericano y no lo podía creer porque estaba muy peleado el cupo, nunca me sentí segura de ir”, recuerda.

En Cali, y pese a ser su estreno en ese tipo de competencias, consiguió un meritorio sexto puesto en los 1.500 planos con un crono de 4’:53’’, sobreponiéndose a la alta temperatura y humedad. “Fue más de lo que esperaba, el clima estuvo realmente duro. Significó una experiencia muy linda, competir a nivel internacional es algo inolvidable y quedé conforme. Siento que fui capaz de dar lo mejor de mí”, afirma.

Solo una lesión (tendinitis aquílea) pudo frenar su temporada de triunfos, apartándola casi tres meses de las pistas. Pero ya está lista para volver y con un nuevo objetivo: los selectivos para los Juegos de la Araucanía. “Espero tener una revancha, porque el año pasado no me fue bien en la Araucanía, ojalá que la lesión no lo dificulte porque ahora que despegué no quiero parar. El próximo año sigo siendo juvenil, así es que la meta es ser la líder a nivel nacional y volver a competir en el extranjero, un Grand Prix o algo así. Y si todo marcha bien, algún día romper las marcas en mis distancias. Esa es la misión”.

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